Capítulo 18

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Como un intrusoMe llevó a la sala del banquete,y sobre mí enarboló su bandera de amor.Cantares 2:4


Dejaríamos inconcluso nuestro recorrido por las relaciones humanas si no
profundizamos en las relaciones de pareja. Tengas o no una persona a tu lado,
sea la indicada o no, los inquebrantables deben amar como deben vivir: sin
reservas, sin miedo y sin mentiras.
El amor es la decisión más alta y profunda que existe, es la cúspide del
conocimiento y del entendimiento. Es la forma tangible de la esperanza y de
la esencia humana. El amor en sí es el único acto que en verdad importa, todo
lo demás es puro relleno.
Creo que el infierno es ese lugar donde no existe el amor. De ser así
resultaría mucho peor de lo que nos han contado. El amor es magia pura, no
lo arruines con trucos ni palabras baratas. Su poción viene en distintos
envases, sabores y matices; pero su hechizo solo funciona si lo invocas con
compromiso. El amor demanda sacrificio, mansedumbre, humildad y exige
una ética suprema. No se trata de ti, ni de tu propia satisfacción, se trata del
otro.


Ama siempre que puedas, y la verdad es que siempre puedes.


En el amor hay pactos y pautas; del mismo modo en que tus padres
establecieron las reglas en tu hogar, —te hayan parecido buenas o no—, las
hay en el amor. Piensa por un momento, ¿qué sería de tu vida sin estas
reglas?, ¿qué sería de una compañía o de un negocio sin orden ni disciplina?
Ningún logro está exento de consecuencias y sacrificios. Si lo haces por el
otro es honra y entrega, si lo haces solo por ti, no es más que soberbia.
Si tu amor no se trata de sacrificios, ¿por qué hay otros prestos a dar la vida por él?
No reduzcas tu amor a un listado de aptitudes que debes completar; es un
error creer que encontraremos la felicidad en el otro: la felicidad está en ti, y
Dios la puso allí para que pudieras compartirla.
Se trata de que esa persona sea responsable de tu «¿qué me pongo hoy?»,
de tu «¿a dónde quieres ir?», se trata de orar juntos, de que sean tres: ella,
Dios y tú. Se trata de que te pierdas para encontrarte en su mirada, de hacerla
reír y de que seas tú quien termine babeando con su sonrisa. Se trata de no
querer cambiar al otro y de que el otro, por esto mismo, decida cambiarlo
todo por ti. Se trata de que, en un mundo enfermo, esa persona sea tu
medicina y de que pierdas tú para que ganen ambos.


EL AMOR es la fuerza motora del universo.

Daniel Habif.

Muchos dicen que si amas algo, debes dejarlo ir; yo respondo que solo un
cobarde dejaría ir a quien ama. Si no consigues su amor, por lo menos sabrás
que diste la vida por lo inmenso.


Cuando das esperando recibir, eresesclavo de tu vacío.


Conozco muchas personas que se entregan sin reserva en una relación y
sienten que no son correspondidos. En muchos casos se alejan, cuando
deberían hacer todo lo contrario. Si estás al lado de alguien frío, la solución
es sencilla: bésalo tanto, abrázalo tanto y ámalo tanto que lo derritas. El fuego
no se congela, arder es una combustión interna.
Damos porque nos sobra por dentro; si tú das esperando intereses,
entonces no sabes dar. Así que evita la decepción creyendo que otros harán
por ti lo que tú hiciste por ellos. No te arrepientas de hacer cosas buenas por
las personas equivocadas, tu recompensa ya está registrada en lo eterno. El
amor es la única acción y decisión que vale la pena, es la única espada que
atraviesa el tiempo y lo parte en dos, es un arma forjada con una aleación que
no puede ser destruida.
Recibe mis palabras sin género. Al leerlo pon una «o» donde yo puse la
«a», pero siempre coloca el amor como único acento. Ve y cautiva a esa
persona, porque muchas veces el momento indicado llega cuando ya no
estamos. Pero sé perseverante, aduéñate del espacio poco a poco, no te
apresures. Conquista su piel con detalles y poemas, pero colonízale el alma
con hechos y verdades. Sé como un niño, pero no juegues con los
sentimientos porque estos siempre ganan haciendo trampa.

INQUEBRANTABLES DANIEL HABIFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora