Capítulo 20

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Inquebrantable

Cuando tu voluntad es la voluntad de Dios,

entonces se hará tu voluntad.Charles Spurgeon 


Hace mucho que este libro llegó a su fin. Aun así, lo seguimos escribiendo
los tres juntos, sí, los tres: Tú, Dios y yo, Él ha escogido casi todas las
palabras, y las depositó en tus manos.
He dejado el último capítulo para hablar de Dios porque para mí Él es lo
primero. Aunque ha estado presente en todo el recorrido, quiero enfocarme
en Su amor que todo lo resume. En Su bondad hallamos la fuerza, la
inspiración y las ganas; de Su esplendor provienen nuestros talentos, voluntad
y motivación; Su gracia nos ofrece la belleza, las oportunidades y la unicidad.
Sobre este amor edificamos nuestra vida.
Dios nos dio un propósito y nos lleva de la mano a conseguirlo. Si no
vives en la fe, quizás te parezcan excesivas mis referencias al Creador, pero
no pretendo evangelizar, no me corresponde; yo solo quiero dejar un
testimonio de lo que este amor ha significado para mí. Este no es un capítulo
reservado para los creyentes —tampoco los anteriores—, es una propuesta de
futuro para todos. Dios está en el futuro, no en el pasado. Él siempre te habla
desde lo que serás, no desde lo que eres. Aunque no lo creas, hoy es una
oportunidad para mirar tu porvenir de una forma diferente. No existen errores
de antes ni después, solo los errores de no intentar lo correcto ahora.

Dejemos de ser hijos del ayer y

demos a luz el mañana.


No esperes la perfección para amar a Dios, de ser así jamás podrás amarlo.
Lo más importante que he aprendido en mis incontables caídas es que resulta
extremadamente difícil llenar la inmensidad de tu ser si no satisfaces la
necesidad espiritual, da igual cómo la llames: si la sientes, sabes que está allí;
si no, entonces tampoco puedes negarla. Mientras más intentes llenarte con lo
material, mayor será el vacío que generes, tu desierto se ensanchará más y
más, y se hará desolador.
Has usado tu derecho a ser libre para alejarte de Él, hasta eso te ha
concedido. Si has decidido caminar lejos de Su sombra protectora y, aun así,
con voluntad y esfuerzo, has logrado imponerte sobre aquello que parecía
inalcanzable, sin duda tienes una alta capacidad de determinación, pero
seguirás alimentando la vorágine de un torrente que te devorará: la
insatisfacción seguirá presente y la ansiedad será más profunda.


Si eres tan VALIENTE, obedece a DIOS.

Daniel Habif.

Seguir a Dios es difícil, pero no

seguirlo lo es mucho más.


Sé que por mucho tiempo has creído que no necesitas erigir un pilar
espiritual en tu vida; también sé que llegará el momento cuando, por más que
lo intentes, no podrás eludir la necesidad que te trajo hasta aquí. Tus pasos se
harán más pesados cada día, porque hemos sido creados con una necesidad
interior que solo puede ser llenada en conexión con lo divino.
Quizás no lo sepas, pero en todos estos momentos en los cuales te has
sentido inútil, en esas situaciones en las que has pensado que no mereces
vivir y que nadie te espera, has tenido un lugar en Su mesa. Quien se sienta a
comer con Él, jamás se levanta igual: moradores y verdugos, rotos y
descompuestos, soberbios e iracundos, necios y mentirosos, tú y yo. No
importa el tamaño de nuestra fe, ni el de los errores que hayamos cometido,
siempre hay un asiento disponible, porque lo que cuenta no es cuánto tardas
en fallar, sino qué tan rápido regresas a Sus brazos.
Voltea a ver el cielo: si el firmamento es tan maravilloso, imagínate su
Creador. Si no crees, nada pierdes al darte la posibilidad de indagar.
Encamínate en una aventura personal, en una búsqueda llena de tormentas y
calmas.
Dios no hace chatarra. Él te ama cuando eres débil, cuando eres fuerte,
cuando eres bueno y cuando eres malo. Él te ama cuando le hablas o cuando
callas, cuando le crees y cuando no, cuando lo niegas y le gritas. Dios jamás
cambia, jamás titubea, nunca se contradice, ni llega tarde, jamás te abandona.
Hay un futuro prometedor en tu vida.
Sé que has atravesado circunstancias que quedaron grabadas en ti, dolores
que no son fáciles de olvidar. Pero añade a Dios en la ecuación y el resultado
será infinito: nada podrá detenerte, porque Él no te ha dado un espíritu de
cobardía, sino de amor, poder y dominio propio.
Búscalo, pero si quieres encontrarlo, hazlo con amor. Si esperas conocer
Su verdadero rostro, no lo busques en la cara de la iglesia, y mucho menos en
la mía; encuentra Su reflejo en la Biblia. Dios no te bendice por acudir a los
templos ni postrarte en los altares, sino por convertir Su palabra en hechos.


Pa' dejar huella en la tierra, pon tus pasos en lo eterno.

INQUEBRANTABLES DANIEL HABIFDonde viven las historias. Descúbrelo ahora