capítulo X

47 3 0
                                    

La pérdida es algo que nos asusta, que nos hace sentir vulnerables, algo que le pone freno a aquello que creemos querer. Perdí mucho ese día, perdí el poco cariño que quedaba por mi padre, perdí la confianza en los hombres que más creía querer, lo perdí a el y esa noche también perdí mi virginidad, de manera brutal.... *tiempo atrás*

No entendía mucho de lo que estaba pasando en esa habitación, mi papá sonreía, hace tiempo no lo veía así de feliz, me hizo sentar en un sillon mientras uno de sus guardias me sujetaba del hombro.

-te voy a explicar un poco de lo que esta pasando, como sabes yo manejo un negocio muy grande y que nos deja mucho dinero- moví mi cabeza de forma afirmativa- bueno, lo que no sabes es que ese negocio es un prostibulo.

Esa información me cayó de forma repentina, no entendía que era lo que era capaz de hacer ese hombre, no hasta ese día, disfrutaba del dinero ganado a costa de mujeres, mujeres que eran engañadas para llegar ahí, eran vendidas y cada noche, día tras día ellas eran usadas por hombres asquerosos, repugnantes seres que solo veían un agujero donde meter su miembro, mientras ellas lloraban y trataban de pensar en otras cosas esos horribles hombres, solo destrosaban la cordura de esas jóvenes. Mi padre continuo hablando.

-este joven, es muy prometedor, me ofreció un muy buen trato por una chica como vos y no hay mercancía más valiosa que mi hija, eso dobló la oferta- eso era yo para mi padre.

-eso soy, así me ves?, un par de agujeros con nombre, una cosa que podes vender, por favor, SOY TU HIJAA- el chico Rubio me dio una cachetada mi padre solo hizo una mueca de disgusto- papá soy yo, tu hija, por que me haces esto, por favor no lo hagas - mis ojos se nublaron en lágrimas y ellos solo miraban, Tiago no despegaba la vista de mi, pero no hizo nada, lit no podía ni mirarme.

-hija, no lo vas a entender nunca- se acercó a  mi y acarició mi rostro, pegue mi cara a su mano para sentir el cariño paterno, pero ahí no había calidez, era como sentir el tacto de un desconocido, las lágrimas corrían por mis mejillas y le susurraba de la forma más entendible posible *por favor papá, no me hagas esto, soy tu hijita, tu nenita, papá te quiero, no me hagas esto*- Natasha, no puedo hacer esto si no te callas, me obligas a hacer esto.

Me agarro del cabello para levantarme del sillon, el hombre que antes me sujetaba dejó de hacer presión en mis hombros y me agarro las manos, otro chico ató mis muñecas para luego amordazarme. Me sentía impotente de no poder moverme, de no poder pelear, pero nadie peleaba por mi, ninguno de ellos lo hacía.

-hija, no luches, no tiene caso hacerlo, el- señalo a Joaquín- a partir de ahora te va a cuidar, vas a trabajar para el, legalmente ya no soy tu tutor legal, es el ahora, obedeceras sus órdenes y espero que sepas atenderlo, se la pueden llevar y nosotros - miro a lit y a tiago- vamos a hablar seriamente.

Los hombres que estaban sujetandome me pusieron una bolsa en la cabeza, no podía ver y estaba muy agitada, me sentía pérdida, que no podía respirar, me sentía vacía, sucia me sentía una escoria que nadie quería. Me quedé dura en el lugar hasta que uno de ellos me cargo, me llevaron a un vehículo y me inyectaron algo en el brazo izquierdo, me sentí un poco más calmada aunque seguía desesperada y confundida, mi respiración se calmo un poco, las voces de ellos parecían más lejanas y pronto caí en el asiento en un profundo sueño, si ese era el comienzo de una historia trágica, prefería no despertar, me dormí deseando no despertar.

Me removió un poco en un frío lugar, estaba oscuro y mis sentidos no se encontraban muy bien, todo me daba vueltas y mis ojos veían nublado, no sentía lo que hacía, pero si sabía que algo estaba haciendo, la puerta se abrió y lo ví a el, a seven, si no fuera porque se que es un proxeneta diría que es muy lindo, antes de terminar acá el era lindo, ahora es un Rubio arrogante.

-mi linda Nat, te voy a contar que vas a hacer a partir de esta noche, cada noche vienen muchos clientes, hombres que están artos de sus esposas, que quieren una noche de diversión, que quieren que sus hijos pierdan la virginidad, hombres que quieren cumplir alguna fantasía y vos, les vas a cumplir sus sueños.

-no quiero, no... Yo... Yo... - estaba mareada, me dio un vaso con un líquido transparente y una pastilla.

-es para que estés mejor, agua y un ibuprofeno, se que no queres, pero sos una buena chica y si no lo haces, va a haber consecuencias, cada noche vas a interpretar un rol diferente, vas a subir al escenario y bailar sexy para ellos, te voy a dar una parte del dinero y bueno... El resto ya sabes, es mío. Alguna pregunta?

-porque.. A mi, que hice? - el sonrió melancólico.

-solo fuiste muy buena, sos muy linda, pero te cruzaste con personas que tenían una necesidad, ese chico quería plata, se le dio una misión, no la quizo cumplir y bueno, era su hermana o vos, su hermana valía más para el- el me estaba diciendo que tiago me trajo hasta acá, el lo sabía y me dejó ir hasta una trampa, yo no valía nada, para nadie y ya no quería pelear contra el destino, se me formo un camino y yo no tenía decisión alfuna- veni, te voy a presentar a las demás.

Me guió por un pasillo horroroso y subimos unas escaleras, ahí arriba era más lindo, era un club como cualquiera, con caños en el escenario y muchas personas que trabajaban ahí, meseros, mujeres y guardias.

-ellas, son tus compañeras, cada una tiene su historia, ya las vas a conocer, ellos dos, son los barman, ellos de allá, se encargan de limpiar y esos son los guardias, vamos a los vestidores- seguimos caminando hasta un lugar con muchas duchas y ropa, ropa diminuta, brilloso y eran feas- quiero que elijas algo para ponerte, veamos, me parece que el color azul te va a quedar lindo, vamos a ver lo que sabes hacer.

Nos metimos en un lugar súper aislado y privado, me pidió que me cambiará, me hizo ponerme ese atuendo en frente de sus ojos, escaneaba cada movimiento y cada mirada, una ves tube puesto aquel traje de policía empezó su juego, se acercó a mi y colocó sus manos en mi cuello, bajo su agarre hasta mis muslos, una mano la posicionó en mi nuca, me acariciaba, besaba, me tocaba y yo me odiaba por disfrutar lo que el me hacia, me hacia sentir deseada, me hacia sentir a gusto con mi cuerpo, con el, me gustaba como me tocaba y me hacia odiarme por gustarme esto. Esa noche perdí mi virginidad con el, perdí eso que me hacia ser una chica inocente, el me hizo eso, me hizo disfrutar de lo prohibido, porque esa noche fue la primera de muchas.

Instintos criminales (Tiago pzk)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora