EL CAPÍTULO 8: EL PRIMER DÍA

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 Era lunes, y al estar frente a la entrada de la U.A., Izuku sintió un nudo en el estómago. Respiró profundo, intentando calmar sus nervios antes de abrir la puerta. Al hacerlo, se encontró con la escena habitual: Bakugou rompiendo las reglas y un Iida indignado. La familiaridad de la situación le sacó una sonrisa suave, llena de nostalgia por los momentos que compartía con sus amigos.

—¡Oh, eres tú, el chico del pelo revuelto!— exclamó Uraraka con una chispa de alegría en sus ojos, acercándose rápidamente con una energía contagiosa. —¡Veo que también entraste a la U.A.! ¿Cómo no pasar? ¡Lo hiciste genial!—

Izuku se sintió sorprendido por su entusiasmo. Ella gesticulaba con las manos, mostrando una emoción palpable que iluminaba su rostro. La manera en que sus ojos brillaban y su voz vibraba le dio un pequeño empujón de confianza.

—E-este... sí...— murmuró Izuku, tapándose la cara con su brazo, abrumado por la atención.

—¡Y cómo levantabas al robot y lo lanzaste!— continuó Uraraka, imitando los movimientos de Izuku con tanto entusiasmo que no pudo evitar que una risa se escapara de sus labios. —¡Fue altiiiiiiisimo!— Su tono exagerado y los gestos amplios solo aumentaban la comicidad del momento. Izuku sintió cómo el calor le subía al rostro, avergonzado pero también reconfortado por la calidez de su admiración.

—¡Oye, eres increíble! Descifraste el verdadero objetivo del examen— comentó un chico con un tono de admiración, acercándose a Izuku, que sintió cómo una oleada de orgullo lo invadía.

—Oigan, si quieren hacer amigos, este no es el lugar— interrumpió una voz, causando que el ambiente se volviera tenso y asustando a todos los presentes. Izuku se encogió, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda.

—(¡NO PUEDE SER, INCLUSO POR SEGUNDA VEZ!)— pensó el pecoso, con el corazón latiendo rápidamente, mientras miraba con preocupación a su alrededor.

De repente, un hombre de cabello azabache apareció en el salón, su presencia era imponente.

—Hola, me presento, soy Shota Aizawa y seré su profesor durante su estadía en la mejor academia de héroes de Japón— dijo con un tono serio, como si no hubiera espacio para el error o la diversión. —Ahora, pónganse sus trajes de educación física en los vestuarios y los espero afuera— terminó, retirándose del salón sin más.

Los estudiantes, aún aturdidos por la intensidad de la presentación, se movieron rápidamente hacia los vestuarios. Izuku, con los nervios a flor de piel, se cambió con premura, sintiendo que el tiempo corría en su contra. Cuando finalmente se reunieron en el campo, todos parecían mudos, la ansiedad en el aire era palpable, y el silencio que los rodeaba solo hacía más evidente la peculiaridad de su nuevo maestro.

—Muy bien, clase A, hoy haremos unas pruebas físicas con quirks. Den lo mejor de sí, ¡Plus Ultra!— exclamó Aizawa, su voz llena de determinación.

—¡Sí! ¡Va a ser divertido!— gritó uno de sus compañeros, lo que hizo que Izuku saltara, sorprendido por el entusiasmo en medio de la tensión.

Sin embargo, Aizawa sonrió de una manera que puso los pelos de punta a todos. —Ya que es tan divertido... ¿por qué no hacemos una competición? El último será expulsado con la excusa de no tener talento— dijo, su tono rebosante de seriedad.

—(¡¿Otra vez tendré que ser el último?!)— gritaba internamente Izuku, su corazón latiendo a mil por hora, su mente llena de dudas y miedos. El temor de ser rechazado nuevamente lo aplastaba, haciéndolo sentir como si se estuviera ahogando en un mar de incertidumbre.

Izuku intentó mantener la calma, luchando contra la ansiedad que crecía en su interior. Sabía que debía cuidar sus esfuerzos para no llamar la atención, pero la presión de no ser el último era abrumadora. En su mente, el eco de las palabras de Aizawa resonaba, llenándolo de inquietud.

REESCRIBIENDO LA HISTORIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora