Capítulo 4 - El Mensaje

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Londres, Inglaterra

Al día siguiente nos encontrábamos en el área de la alberca, no sé si ya mencione que mi hermano era un hombre que sufría de celos, pero hacia mi. No soportaba que yo usara trajes de baño, ni siquiera estando en reuniones familiares. Creía que yo siempre iba a acatar sus reglas, en realidad nunca lo hacia.

¿Qué diablos crees que haces?

El me pregunto, usando su voz más varonil y firme mientras me veía con repudio. No estaba haciendo nada malo, solo me tomaba fotos junto con mi mejor amiga pero era algo que el no toleraba, para el eso eran cosas superficiales y que lo importante no era el físico sino la manera de ser y que el ser autentico era lo que mas sobresalía de una persona.

¿Qué crees que estoy haciendo Noah? —fruncí el ceño— Solo lo dire una vez, deja de hacer eso por favor —y ahi estaba otra vez, creyendo ser mi padre para decirme que hacer— Y lo voy a hacer porque... —amaba retarlo, sabia que eso lo molestaba mucho— Porque yo te lo estoy diciendo, y lo que sea que estas pensando hacer Luisana, detente, ya te conozco. —volteo a ver a Lissy, le guiño el ojo y se dirigió hacia los demás— Que despreciable.

Finalmente Leilani llegó y nos encontrábamos todos juntos, a mi personalmente me encantaban esos momentos donde mis padres disfrutaban su tiempo juntos, bailaban, bromeaban como si fueran adolescentes de nuevo, ahi era cuando yo pensaba que mi mamá no merecía estar triste todo el tiempo por culpa de él, de Daan y yo tenia que hacer algo.

Mi mamá se estaba divirtiendo mucho cuando de repente recibió un mensaje de texto que hizo que su diversión terminara. Era el mensaje de una persona desconocida aparentemente, porque no se encontraba en su lista de contactos, así que decidió alejarse un poco de todos para tener un poco de privacidad.

"No creo poder seguir haciendo esto"

—¿A que te refieres con eso?

—Esto es mucho para mi Marian

—Pero, ¿por qué me estas diciendo esto? ¿Se ha enterado alguien?

—No, claro que no pero, siento que los estoy traicionando

—¿Necesitas un poco de tiempo para pensar las cosas?

—Sería lo mas viable, no me contactes por favor, yo lo hare cuando sea necesario.

¿Acaso era una mentira que solamente ella sabia?

Para ser honesta, odiaba la idea de que mi hermano y mi mejor amiga algún día estuvieran juntos, incluso notaba que intercambiaban miradas de vez en cuando, cosa que me enfermaba. Decidí moverme de ahi y me dirigí hacia la cocina para tomar un vaso con agua cuando escuche una notificación llegar, extrañamente no era mi celular, era el de Noah.

"Jefe, el embarque llegó"

Me bloquee una vez que leí el mensaje, ¿de qué embarque hablaba ésta persona? Por lo que yo sabia, el trabajo de mi hermano no tenia nada que ver con eso, ¿conocen el dicho "la curiosidad mato al gato"? Me arme de valor y conteste el mensaje haciéndome pasar por él. No lo debí haber hecho, no sabia que después de eso, me sentiría traicionada por mi propio hermano.

—Muy buenas noticias

—Así es, solo falta que nos digas que procede

—Cambio de planes, manda de nuevo la dirección, mandare a mi hermana

—Pero Noah, ¿estas seguro? Hemos estado vigilándola últimamente y de la nada decides eso

—No me cuestiones por favor, es momento de que sepa qué es lo que hago. No me contactes hasta que yo lo haga primero.

Me sentí traicionada, nunca había podido imaginar que mi hermano tendría una doble vida o lo que sea que fuera. ¿Por qué ocultaba esa parte de su trabajo? Se suponía que éramos mejores amigos y nos contábamos todo, pudiera ser que yo estuviera haciendo una tormenta en un vaso de agua pero tenía que ir a la dirección que me habían mandado para poder aclarar mis dudas.

Antes de que pudiera irme de la cocina Bram entró y me detuvo, quería saber que estaba tramando ya que me encontraba un poco nerviosa y sospechosa, lo único que pude hacer fue quedarme callada y mirarlo fijamente a sus ojos verde esmeralda. Sabía que tramaba algo pero prefirió darme mi espacio, sabia que en algún momento le contaría.

Mientras yo sentía que mi corazón se rompía en mil pedazos, mi padre biológico estaba teniendo el mejor día de su patética vida, su pequeña hija volvería a casa. En un par de días la traerían de regreso y volverían a hacer la familia feliz que eran antes del accidente. Planeaban como seria su vida ahora con la más pequeña de regreso pero les preocupaba cómo iba a reaccionar a esa decision que habían tomado sin su consentimiento.

Y yo, yo jugaba a ser un detective. Llegue a una escollera llena de contenedores de almacenamiento grandes y observe a varias personas descargando un pequeño barco. Mi mente se quedó en blanco, no sabía que era lo que hacia yo en ese lugar, el miedo nunca cruzo por mi mente, al contrario, adrenalina pura era lo que mi cuerpo transmitía, así que decidí acercarme a unas mujeres que se encontraban en el lugar, uno de los hombres me miró y su cara se desfiguró mostrando angustia y enojo, rápidamente se me acerco.

¿Qué estas haciendo aquí Luisana? —la manera en la que me pregunto no era de una persona dirigiéndose a un extraño, él me conocía pero por alguna extraña razón, yo a él no— Disculpa, ¿te conozco? —de algún modo no me sentía asustada— Soy amigo de Noah, vuelvo a preguntar, ¿que haces aquí? No se supone que debas estar aquí —el hombre cruzo sus brazos pero notaba en su mirada que algo no estaba bien— Vine en vez de mi hermano, ¿hay algún problema? —claro esta que ninguna palabra que yo decía, él creía—

Tù fuiste quién contesto el mensaje de texto, ¿no es así?

Me habían atrapado, ya no podia mentir más pero el sentimiento de que algo estaba pasando, no se iba. Me mantuve firme, tratando de no mostrarme insegura.

¿Qué mensaje de texto?

Continuara...

ELLA, el REYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora