EXTRA II

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NARRADOR OMNISCIENTE

La segunda heredera de los Malfoy estaba completamente tranquila al ingresar a Hogwarts, o bueno eso es lo que trataba de aparentar, debido a que por dentro ella realmente estaba explotando en emociones que ni todas las palabras del mundo lograrían describir de forma ideal.

Algunas se veían reflejadas en alegría y emoción, otras en temor y angustia, pero sobre todo, se veían reflejadas en nervios. No solo por conocer cual sería la casa a la cual pertenecería, eso era lo que menos le importaba, sino, más bien en sí la actitud de aquel muchacho que logró un flechazo en ella cambiaría si entraba en alguna que no sea de su agrado.

Parte de ella deseaba que sea elegida en Gryffindor, así lo vería más seguido, sin embargo, la esperanza de ser elegida en cualquiera de las dos casa de sus padres también le daría felicidad.

Si hay algo que debemos aclarar de Winslet Malfoy era que tenía rasgos que pertenecían a la casa verde, sin embargo, tal vez no eran sus principales ¿o sí?

Dejémosle esa decisión al sombrero seleccionador.

Al escuchar su apellido regreso a ver a su hermano, el cual le indico con su dedo pulgar alzado que todo iría bien, y con una sonrisa reconfortante ella prosiguió a sentarse en aquel banco.

Las ideas del sombrero estuvieron muy confusas, Winslet tenía rasgos de las cuatro casas, era inteligente y creativa como un Ravenclaw, astuta y ambiciosa como un Slytherin, leal y amigable como un Hufflepuff, pero...

- ¡Gryffindor! 

A los segundos que se escuchó la palabra del sombrero, Winslet creyó que todos los pertenecientes en aquella casa saltarían de emoción por ella, como la experiencia que tuvo su madre al ser seleccionada en la casa de Ravenclaw, pero no fue así.

Silencio, eso fue todo lo que recibió, Winslet tuvo miedo y vergüenza en acercarse a la mesa a la cual ya pertenecía, pero optó por deslumbrar la característica que el sombrero vio en ella, la valentía.

Se levantó de forma orgullosa y sin demostrar que por dentro sus ganas de llorar crecían al sentir un gran rechazo se sentó en aquella banca. Al llegar recibió una mirada de cada uno de sus estudiantes, los hijos de Fred y George le sonrieron y levantaron sus pulgares apoyándola, eso la reconfortó, pero él...

Al regresar a ver a James Potter y tratar de encontrar su mirada y pensar que valía la pena todo lo que iba a suceder si él estaba con ella fue cuando se dio cuenta, que solo era una fantasía de un enamoramiento de una niña que no sabía lo que le iba a esperar en el futuro. Él la miró unos segundos, seguro de lo que iba a pasar con ella al pertenecer a esa casa, sintió lastima, una lastima genuina porque no quería que ella sufriera, no ella, pero James nunca dejaba a la luz del sol sus sentimientos, por lo que al formar una leve bufa e ignorarla gano un enemigo nuevo.

Y Winslet volvió a demostrar otra característica de la casa de su padre determinación. Ella lograría demostrar a los Potter algo que su padre siempre quiso, pero nunca consiguió, Winslet Malfoy lograría destruir y romper en mil pedazos a Potter que en dos segundos le rompió su corazón y la ilusión que había creado.

Por supuesto que dudarían de sus capacidades, al final de cuentas ella era menor que él ¿cómo podría destruirlo? Pero lo haría, porque ella estaba determinada a cumplir su objetivo.

Los Malfoy siempre demostraron su astucia

Los Dumbledore siempre demostraron que podían surgir de las cenizas

Los Berrycloth siempre conseguían lo que querían debido a su inteligencia

¿Y Winslet?

Winslet tenía rasgos de los tres.

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