Cuando terminaron de almorzar, Declan le recordó a Steve que debía llevarlo al almacén de sus padres, así que allí fueron; el lugar que se encontraba al lado de una ebanistería, era algo pequeño, pero ya muy organizado, se llamaba el trono de Bragi, y Declan quedo asombrado porque su madre era muy organizada, ya que sabía que el almacén abriría tan solo unos días la próxima semana, lo que daba tiempo para organizarlo, pero no era necesario porque este ya estaba impecable.
Entraron al lugar y Roulsh se quedó afuera mirando el nombre del lugar.
- ¿el trono de Bragi?- dijo ella asombrada
- si así, es como se llama el lugar - dijo Declan desde adentro
- eso lo puedo ver - dijo Roulsh mientras entraba -¿porque le pusieron así? -
- no lo sé, creo que fue mi primera palabra, algo así - dijo Declan, mirando el cuaderno de inventario que había dejado su madre en el mostrador y haciendo un chuequeo de rutina - listo parece que todo está... ves que aquí hay violines -
- si eso me doy cuenta hay muchos - dijo Steve - porque no pensé en eso antes - volvía a lamentarse
- no te afanes, ¿cuándo es la presentación? - le dijo Roulsh mientras le tocaba la espalda, algo que lo puso muy nervioso, aunque llevaba tiempo siendo algo coqueto con ella y con varias chicas del pueblo, sintió algo diferente, que no le desagrado para nada, pero si lo hacía sentir mil cosas - mañana le puedes decir, ¿si la ves? - continuo Roulsh quitando la mano para mirar una foto que se encontraba en el lugar, cosa que hizo entristecer a Steve - ¿ese eres tú?- dijo mientras señalaba una foto.
- ¿ah? - dijo Declan alzando la vista - si así es, son mis padres y yo cuando era un bebe, mi madre la coloco acá porque dijo que tenía buena espalda -
Y así era, pues hubiera sido muy difícil que la familia Cymry saliera adelante, con la sola venta de instrumentos, pero a ellos les iba bastante bien, solo que ahora las cosas eran difíciles porque Cristofer era el único que hacía en el taller y a veces Samantha le ayudaba, pero no siempre, porque la agotaba demasiado.
- tu mama ha cambiado mucho - dijo Roulsh con mucha nostalgia, pues al tenerla tan cerca no había notado el gran cambio que tuvo a lo largo de su enfermedad, ya que en aquella foto se veía con más color, mucho más repuesta y más hermosa que nunca.
- si lo sé, pero en verdad es una luchadora - dijo Declan con lágrimas en los ojos.
Steve le dio una palmada de aliento a Declan mientras decía - chicos ya son las dos y media es mejor que salgamos ahora, para alcanzar a llegar a las cinco al aeropuerto y el auto está en el muelle-
- si es verdad - dijo Roulsh saliendo detrás de Declan y Steve, aunque en cierta medida le daba mucho temor que sus tíos conocieran a Steve, pero al mismo tiempo pensaba "ni que fuera mi novio"
- ¿en el muelle?, está lejos porque no te esperamos aquí - dijo Declan
- vamos no seas flojo, camina quiero conocer donde trabaja... donde está el muelle - dijo Roulsh percatándose de lo que decía, pero Steve sonrió y comprendió a que se refería ella. Por otro lado a Declan no era que le diera flojera, le daba miedo que el mar lo volviera a llamar y no pudiera controlarlo.
Cuando llegaron allí, Steve le señalo a Roulsh una oficina en un segundo piso que quedaba encima de una muy rebuscada construcción marítima, le dijo que esa era la oficina del papa porque el en realidad no tenía oficina, solo le ayudaba al papa de vez en cuando porque le gustaba, pero lo que más le gustaba era alzar velas, como él lo llamaba, que era poner en marcha un navío que tenía y que con mucho esfuerzo estaba pagando; de ahí que Roulsh comprendió lo ásperas de sus manos, pues entendió que Steve hacia casi cualquier trabajo para pagar su navío; no era que a Steve no le gustara la publicidad y esas cosas, pero su pasión era viajar por el mar, cosa que le fascino a Roulsh, pues cuando ella empezara la universidad que iba a ser el otro año, mientras ahorraba para una, seria en un lugar que le diera la posibilidad de viajar.
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Entre Destinos y Silencios
RomanceQue historia es esta la que cuenta un ser mortal en la agonía de un mundo trágico que conlleva el dolor ajeno, como esperarlo o siquiera sobrellevarlo. En un juego del destino que trae como consecuencia amores mal sanos… Pues sí, es un chico prodig...