04: EMPLEO

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— ¡Ni-ki, encontré el libro que quería! — se acercó rápidamente al alfa, con una sonrisa amplia y su aroma dulzón deleitando el lugar.

— Bien, Wonie, ahora vamos al comedor. — le sonrió de igual manera. — Muero de hambre. — hizo un pequeño puchero, tomando al castaño por los hombros y yendo así a dichoso lugar.

— ¡Sí! Yo quiero galletas de chocolate. — exclamó animado.

— ¿Y si para eso y un par de bebidas más vamos a la cafetería de la que te conté?

— ¿Invitarás tú?

— Eso es jugar sucio. — se hizo el indignado. — Pero bien, yo invitaré hoy.

El omega sonrió con diversión. Casi siempre Riki decía eso y no había oportunidad en la que él pudiera invitar al menos una vez al azabache. Pero de todas formas, algún día lo lograría.

«…»

— Hey, Jay. ¿Estás bien? — el pelirrojo lo sacudió levemente, habían pasado segundos desde que lo llamaba y este parecía metido en un profundo trance.

"Manzana y caramelo"

— ¡Jongseong!

— ¿Qué, qué pasa? — sacudió su cabeza al fin.

— Aleluya. — resopló. — ¿En qué pensabas? Te estuve llamando como idiota, de seguro el profesor ya llegó al aula. — chasqueó la lengua con fastidio.

— Uh, lo siento, me desconcentré con algo.

— Está bien, no importa. Vámonos ya.

El pelinegro se levantó rápidamente, tratando de estirar su cuerpo con levedad por estar tanto tiempo quieto.

— ¡Hey! — Heeseung lo llamó, ambos se detuvieron y este le lanzó una manzana.

Park pudo atraparla con facilidad y sonrió brevemente. — Gracias Hee.

— No hay de qué.

Y así, ambos corrieron con cierta prisa. Rezando por no ganarse un gran sermón.

«…»

— ¿Ya estás listo? — cuestionó el pelinegro mientras guardaba sus cosas en la mochila.

Las últimas horas de clase por fin habían culminado aquel día y todos los estudiantes ya casi ni estaban.

— Oppa~ ¿Podemos tomar algún café? — una omega de rubios cabellos y dulce mirada se acercó a Park.

El pelinegro respiró profundo, tratando de no perder la paciencia.

— Creo que en todo este tiempo que compartimos clases ya debes saber que no estoy interesado en salir con alguien.

— Pero...

— Pero nada. Ya me oíste así que lo mejor sería que desaparezcas de mi vista. — evitó soltar un gruñido, tampoco quería espantar horriblemente a la joven chica.

Heeseung se acercó más a ambos y carraspeó incómodo. Siendo tan empático, sentía una leve lástima por todas aquellas personas que añoraban algo con su mejor amigo. Para Lee, esto sería algo difícil. Pues el pelinegro se encargaba de no dar esperanza a nadie y alejaba a todos los que se atrevían a invitarlo o halagarlo.

— Puedes dejarnos solos, ¿por favor? — recalcó Jongseong algo fastidiado.

La rubia asintió torpemente, yéndose del salón con rapidez.

— Al fin. — murmuró, soltando un sonoro y cansado suspiro de sus labios.

—Bueno, vamos a la cafetería que te dije. Estoy seguro de que te aceptarán. — sonrió tratando de animarlo y dispersar el mal momento.

— Eso espero, de verdad necesito empleo.

Lee rodeó los hombros de su mejor amigo y juntos salieron fuera de la gran universidad.

— Ya verás que así será.

Al estar ya en la acera, decidieron ir hacia el paradero más cercano para esperar el autobús que los llevaría al local.

— ¿Es muy lejos?

— Nah, ni tanto. Caminando serían unos quince minutos, pero como tengo turno en casi media hora, es mejor apresurarnos para poder acompañarte mientras hablas con el jefe.

— Uh. ¿Jefe? — se tensó.

— No te preocupes, es un omega muy dulce y comprensivo. De corazón noble e irradia energías positivas por doquier. — sus ojos brillaron mientras lo describía. — Es muy bonito. — susurró lo último, creyendo no ser escuchado.

— ¿Muy bonito? — inquirió Jongseong, alzando una de sus cejas.

— Demasiado, sus ojos negros son profundos y relucientes. Sus labios son carnosos y esponjosos, su voz es tan suave y, su figura es estilizada y muy esbelta. Ah, me encanta verlo sonreír.

— ¿Entonces te gusta, eh? — inquirió divertido el pelinegro.

— ¿Qué, de qué hablas? ¡Claro que no, es mi mayor y lo respeto mucho!

Jongseong iba a arremeter ante tal argumento, pero el pelirrojo gritó aliviado al ver que el autobús llegaba hacia el paradero en el que se encontraban.

— Te salvaste por poco. — murmuró con una leve sonrisa.

«…»

— ¿Entonces es tu mejor amigo? — preguntó el omega, con una leve sonrisa y acomodando el reloj en su muñeca.

— Así es, hyung.

— Jongseong. ¿Verdad? — el mencionado asintió. — Bueno, con las palabras que ha dicho Heeseungie y las buenas respuestas que has dicho. Solo quisiera decirte que en este humilde y cálido local nos encargamos de servir con entusiasmo y generosidad. Ya sabes, la gente muchas veces carga con demasiado estrés en todo su día y lo único que desean es un buen lugar para comer y descansar. Ese es nuestro objetivo, hacerlos sentir felices y satisfechos. ¿Prometes contar con buen ánimo en todo lo que dure tu horario?

— Por supuesto que sí, haré mi mayor esfuerzo.

— ¡Muy bien! Esperaba oír eso. — exclamó sonriente. — Bueno, tienes el empleo. — ambos estrecharon sus manos y el alfa sonrió con gratitud. — Heeseung te mostrará el lugar y te dará el uniforme que deberás usar desde hoy. Y tranquilo, solo estarás dos horas y así podré ver tu desempeño.

— Muchas gracias, no voy a decepcionarlo.

— Me parece perfecto, y bueno no les quito tiempo. Pueden salir e ir a los vestidores. Su turno empieza dentro de poco.

— Gracias, Jake-hyung. — habló el pelirrojo esta vez, sonriendo bobamente. El omega le correspondió con otra sonrisa, dejando pasmado al joven alfa pelirrojo.

Jongseong haló el brazo de su mejor amigo, ambos logrando salir de la oficina.

— ¡Te dije que te aceptaría!

— Parece que tú también deseas que te acepte, pero de otra forma. — volvió a bromear, riendo al ver las sonrosadas mejillas de Heeseung.

— ¡Yah~! — se quejó. — Mejor vamos a cambiarnos, ya casi no hay tiempo.

Los dos alfas caminaron rápidamente hacia el vestidor exclusivo para los de personal de trabajo. En medio de risas y bromas se fueron alistando para lo que sería el primer trabajo que compartirían juntos.

𝙀𝙇 𝙋𝙍𝙄𝙉𝘾𝙄𝙋𝙀 𝙔 𝙀𝙇 𝙋𝙇𝙀𝘽𝙀𝙔𝙊 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora