— ¿Podemos irnos ya?
— Ash, cálmate, Wonie. — el alfa viró los ojos. — ¿Por qué exageras tanto?
— No es eso, solo no me siento tan cómodo y ya. — se encogió de hombros.
Y el bello omega no mentía. Después de todo. ¿Quién se sentiría tan tranquilo con la mirada firme y profunda de un alfa como Park Jongseong?
Jungwon no entendía el por qué, pero simplemente lo tenía cohibido. Era como una especie de pesadez que sentía cargar al ser notoriamente observado.
— Creo que me odia.
Riki sonrió. ¿Acaso el castaño era demasiado despistado?
Aunque el alfa moría por decirle su suposición, pensó que quizás sería mejor que ambos pudiesen darse cuenta.
¿Qué tan difícil sería que se enteraran por sí solos que eran pareja destinada?
«…»
— Oye, el lindo omega ya se va~ — canturreó Heeseung ni bien su mejor amigo se acercó a la mesa de los cubiertos después de haber llevado un pedido.— ¿De qué hablas? — fingió desinterés. Pero su rápida mirada hacia el castaño simplemente lo delató.
"No, idiota, no dejes que se vaya" — demandó su lobo otra vez.
— Será mejor que le cobres por lo pedido. — le recordó el pelirrojo.
— Ah, sí, tienes razón.
Jongseong carraspeó, tomó suficiente aire y luego lo exhaló con lentitud. Sus pies ya ansiaban llegar rápidamente hacia el omega y los apresurados latidos de su corazón no ayudaban.
"¿Qué mierda pasa con mi cuerpo?" — el alfa no lo entendía y eso empezaba a fastidiarlo. — "Joder, solo es un omega más, común y normal como los otros." — se convenció, tratando de ignorar los quejidos que le daba su lobo.
Tomando nuevamente el boleto de la suma destinada a pagar, se acercó hacia aquella mesa tratando de no mostrarse ansioso.
— ¡Oh! Justamente iba a llamarte. — comentó Riki para luego sonreír.
El pelinegro resopló. Toda la apariencia y actitud de aquel alfa le parecía realmente odioso.
— Sí, bueno. — comentó con desinterés. — Aquí está la cuenta. — extendió el pequeño papel.
— Bien, espérame un momento. — el azabache palmeó el bolsillo del pantalón para buscar su billetera. Tomando toda la calma del mundo para poder ver si sucedía algo frente a él.
Jungwon arrugó su nariz de botoncito al sentir nuevamente aquel suave y reconfortante aroma que le pertenecía a Jongseong.
Su lobo albino se movía inquieto, anhelando profundamente ser rodeado por los fuertes brazos del pelinegro y que este le diera muchos mimos. Su corazoncito le exigía acurrucarse en el pecho del alfa y frotar su nariz en la curvatura de aquel cuello. Se imaginaba feliz y tranquilo mientras la calidez lo inundaba debido al apego corporal y el aroma a menta y canela lo rodeaba dulcemente.
Ah, sí tan solo sus sueños pudieran hacerse realidad.
El precioso omega, cansado de que Riki tardara en demasía, llevó su mirada hacia la gran ventana. Poniendo un brazo en la mesa y acomodando su mentón en la palma de su mano, sus dedos tamborileaban con suavidad su mejilla, el omega solo quería evitar a toda costa las ganas de mirar a Jongseong.
¿Pero cómo hacerlo si él no dejaba de observarlo?
El alfa pelinegro volvió a suspirar, y es que aquel dulce aroma que desprendía el castaño calmaba sus emociones negativas, envolviéndolo delicadamente entre la tranquilidad y la relajación. ¿Había algo mejor que eso?
Jongseong solo ansiaba descansar con el bello omega abrazado a su cuerpo, fundiéndose ambos en una agradable calidez que el alfa estaba seguro que lo tendría en perfecto estado.
Volvió a observarlo. Estaba seguro que el perfil del omega fue verdaderamente cincelado con mucho amor y dedicación, porque Park estaba seguro que no había creación más hermosa que no fuera aquel omega frente a él.
Aquella piel expuesta brillaba y se notaba tersa a simple vista, tenía un tono níveo y delicado, cuidado y muy hermoso. Sus largas pestañas cubrían con sutileza sus orbes, aquellos profundos y relucientes orbes color miel.
El lobo del pelinegro estaba más que encantado, pero él, su lado racional; estaba en un debate mental constante.
— Aquí, puede quedarse con el cambio, amigo. — la voz del pelinegro lo sacó de su trance.
Sacudió levemente su cabeza y con molestia miró al alfa adverso.
— Vamos, Won, te llevaré a casa.
Riki pudo jurar que había escuchado un gruñido de parte de Park.
— De acuerdo. — habló con voz queda.
El alfa se levantó cautelosamente, mientras que el omega que ya estaba listo, simplemente no podía avanzar. Jungwon se puso tenso de inmediato, mas no dijo nada esperando que el pelinegro pudiera moverse para darle permiso.
Estuvo muy equivocado, pues aquello no sucedió.
Soltando un gran suspiro, alzó la mirada, chocando al instante con los almendrados ojos del alfa frente suyo, a una distancia corta, demasiada corta. Mordió levemente su labio inferior, dándose ánimos mentalmente para hablar.
Jongseong no se perdió ningún gesto que hizo el castaño y, observó con adoración aquellos finos y rosados belfos, levemente carnosos y pequeños.
— Uhm, yo... eh. ¿P-podrías darme permiso, por favor? — musitó suavemente y ante lo escuchado, el lobo de Park se sacudió emocionado.
Lo había encontrado, aquel lobo negro había encontrado a su omega.
— ¿Cuál es tu nombre? — soltó la pregunta Jongseong con rapidez, fue un impulso que no pudo detener gracias a su lobo.
— Jungwon. — respondió medio dudoso.
— ¿Estudias por aquí? — y de nueva cuenta no pudo detenerse.
— Uh, yo voy a la Universidad que está por esta calle. — no supo si fue prudente contestar. Pero tal y como lo imaginaba, Jongseong nunca lo había visto.
El alfa asintió más que complacido y es que solo había una universidad en toda la extensión del lugar.
— Mi nombre es Jay, Park Jongseong. — comentó mientras se hacía a un lado, dejándole cierto pase.
— Lo sé, vamos a la misma universidad.
Los ojos del alfa se abrieron desmesuradamente y recién cayó en cuenta. ¿Por qué no pensó en eso?
Ah, se sentía verdaderamente estúpido.
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𝙀𝙇 𝙋𝙍𝙄𝙉𝘾𝙄𝙋𝙀 𝙔 𝙀𝙇 𝙋𝙇𝙀𝘽𝙀𝙔𝙊 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉
Fanfiction❝Y pues así, eran tan solo el príncipe y el plebeyo.❞ Jongseong era el alfa más codiciado de la universidad. Jungwon uno de los omegas, que al igual que los demás, suspiraban por él, deseando poder llamar su atención. Será una conexión especial la q...