16: TULIPANES

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Habían pasado dos días desde aquel gran susto que sintió Jungwon cuando el alfa lo había seguido. Sin duda alguna ese había sido un día muy extraño, ya que su lobo no se mostró temeroso ni nada parecido. Al contrario, sintió como si la cercanía y el aroma de Jongseong fuera lo único que necesitaba.

Negó varias veces, quizás su lobo estaba totalmente confundido, Jungwon no quería problemas con el alfa.

Ahora mismo se encontraba descansando en las áreas verdes de la universidad, faltaba poco para retomar las últimas horas de clases y el omega solo estaba sentado en el grass. Realmente aburrido porque su mejor amigo no había asistido hoy. Soltó un corto suspiro y recostó su espalda en el frondoso árbol.

Llegó a sumirse en vagos pensamientos hasta que aquel olor que ya tan familiar se le hacía, se coló por sus pequeñas fosas nasales. Rápidamente su lobo comenzó a removerse y saltar, mientras que él alzó la mirada tratando de ponerse alerta ante cualquier cercanía.

Justamente cuando vio a Jongseong, tomó la mochila entre sus manos e hizo el ademán de levantarse. Mas no pudo hacerlo porque el alfa casi corrió hacia él.

— ¡No, espera, no lo hagas! ¡Por favor! — rogó el pelinegro

Pero de igual forma Jungwon se levantó haciendo que ambos quedaran frente a frente.

— ¿Qué quieres? — sonó tan a la defensiva, con el ceño fruncido y las manos apretando fuertemente las correas de su mochila. Se felicitó mentalmente el no haber sonado como alguien asustado o nervioso.

— Yo quería hablar contigo, no huyas otra vez. — respondió de manera calmada y suave, sorprendiendo al omega en demasía.

¿Era ese el mismo alfa que casi golpeaba a su mejor amigo?

— No hay nada de qué hablar. Ni siquiera nos conocemos.

— Claro que sí. Tu nombre es Jungwon. — "mi omega". — Tú sabes el mío también.

— Pero eso no significa nada. — ahora era el omega quien pensaba que Jongseong se comportaba de manera muy extraña.

El pelinegro resopló lentamente, sabía que tratar con Jungwon iba a ser algo complicado.

— Bien, sé que mi actitud no fue la mejor en los días anteriores. — el omega asintió. — Pero es por eso mismo que he vuelto a venir a ti para pedirte disculpas.

— ¿Tú? ¿Disculpas? — el castaño quedó totalmente escéptico.

— Así es, me disculpo por todo, incluso por lo de tu, — evitó soltar un gruñido. — por ese alfa que es tu amigo.

— ¿Ni-ki? — el pelinegro mordió su labio inferior al escuchar la manera dulce en la que se refería al otro azabache, no era momento para enojarse de cosas sin importancia.

— Riki, querrás decir Riki. — corrigió.

Bueno, al menos Jongseong hizo el intento.

— Pues creo que deberías decírselo a él personalmente.

— Pero me importas tú. — dijo de manera rápida, sin siquiera haberlo pensado.

Los ojos del omega se expandieron sorpresivamente. ¿En serio había dicho eso?

"No, no, Jungwon." — se recriminó mentalmente.

— Es decir, yo, bueno...— resopló de nueva cuenta. — Soy consciente de que te hice asustar con mi comportamiento, suelo ser muy impulsivo la mayoría de las veces y aún se me es difícil poder tomar el control. Lo pensé en estos días, créeme. Y al conversar con mi papá, él me hizo entender mucho mejor las cosas.

𝙀𝙇 𝙋𝙍𝙄𝙉𝘾𝙄𝙋𝙀 𝙔 𝙀𝙇 𝙋𝙇𝙀𝘽𝙀𝙔𝙊 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora