34: IDEA

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— Ya~ Gigi bobo. — comentó el castaño con cierta diversión. — Aquí me quedo y tú ya deberías de ir a tu salón antes de que sea demasiado tarde. — intentó regañarlo.

El alfa sonrió tal cual enamorado, sosteniendo la cintura del más bajo con ambas manos. Jungwon se apenó rápidamente, pero al pelinegro no le importaba estar así de cerca con su omega y mucho menos si se trataba de pura gente curiosa y carente de vida propia.

— Yo podría quedarme así todo el tiempo — murmuró suave, solo para que llegase a los oídos de Jungwon. Llevó su nariz a la curvatura del cuello adverso e inhaló con sutilidad el dulce aroma. —, en mi lugar favorito. — dejó un casto beso. El omega se estremeció ante el contacto de aquellos labios en su piel.

— Gi-Gigi. — suspiró, colocando ambas manos en los firmes hombros del alfa, con la intención de alejarlo levemente.

— ¿Qué ocurre? — cuestionó con cierto ápice de preocupación, pero a la vez entendió el gesto por lo cual se separó mínimamente, haciendo que ambas narices se rozaran.

— Aún no estoy acostumbrado a esto. — comentó, apenas y haciendo contacto visual con Jongseong— ¿Podrías no ser tan expresivo? Tan solo un poquito.

El pelinegro sonrió sintiéndose más calmado. Su mente había maquinado demasiadas cosas y la mayoría de ellas no eran favorables.

— Es que es inevitable siendo que mi omega es demasiado bonito. — respondió, su sonrisa se curvó aún más al ver la conmoción en Jungwon. Podía darle todos los halagos del mundo a cada momento del día y el castaño siempre terminaría con un tierno rubor en las mejillas. — Además, si lo dices por los tontos que nos están mirando con cara de envidia, pues solo ignoralos.

— No es tan fácil. — replicó haciendo puchero. Jongseong no pudo evitarlo y lo besó fugazmente. Lo suficiente como para después sentir un suave golpe por parte del castaño.

— Bien, trataré de medirme. — habló en cierto tono dudoso. No es como si él mismo estuviera totalmente seguro de que no volvería a hacerlo.

— Gracias. — susurró, mostrando esa sonrisa de gomita en donde mostraba sus adorables encías y sus pequeños dientes.

— Mhm... — su rostro mostró un gesto pensativo. — ¿Debería de tener un premio por eso?

Jungwon tan tímido como se sentía en ese instante, mordió su labio inferior, asintiendo un par de veces ante la pregunta. Tomó las mejillas del alfa y le dio un suave beso, un toque realmente corto pero profundo a la vez, el encaje de ambos labios, a pesar de su diferencia en tamaños, era simple y llanamente perfecto.

El omega separó su rostro casi al instante y Jongseong apreció aún más el sonrojo que ahora era efusivo.

— Bueno, ahora sí puedo ir a mis aburridas clases. — chasqueó la lengua, no queriendo separarse de Jungwon. — Pero prometo llegar rápido para el receso, creo que ya es momento de concurrir a la cafetería. ¿Qué dices tú?

— Eso suena muy bien. — tanto su lobo como su corazón, saltaban de manera acelerada.

El alfa cada vez mostraba lo mucho que quería estar a su lado, sin pena o miedo a esconder lo que poco a poco estaban construyendo. Jongseong le daba esa seguridad que se estaba esforzando en obtener y que muy pronto formaría parte de él mismo.

— Ahora sí tengo ganas de ir y acabar con esas horribles horas lo más pronto posible.

Jungwon soltó una risita. — Bobo.

— ¿Tu bobo? — preguntó siguiendo el juego, metiendo sus manos en los bolsillos de su chaqueta.

— Mi bobo. — afirmó, separándose de la pared en la cual había estado recostado.

𝙀𝙇 𝙋𝙍𝙄𝙉𝘾𝙄𝙋𝙀 𝙔 𝙀𝙇 𝙋𝙇𝙀𝘽𝙀𝙔𝙊 » 𝙅𝘼𝙔𝙒𝙊𝙉Donde viven las historias. Descúbrelo ahora