Capítulo 12

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Llegó nueve en punto. Vio la camioneta estacionada y salió. Sus abuelos todavía no habían vuelto pero los había llamado para avisarles que se iba con Pedro.

Se subió y lo vió. Estaba hermoso con su camisa azul marino y unos jeans oscuros. El azul resaltaba el verde de sus ojos.

-Apa... ¡¡¡pero que hermosa estás!!! De pijama, de uniforme, un domingo a la mañana y un viernes a la noche, de cualquier manera seguís siendo hermosa.

Amelí lo miró con una sonrisa y le guiñó el ojo.

-Vos también estás muy lindo

-Sí, lo sé. Pasa que no necesito de mucho. Ya nací así -y le guiñó el ojo en respuesta.

Ambos rieron.

-Que modesto de tu parte... se puede saber a dónde me estás llevando

-Ah eso... esperá- frenó la camioneta y buscó algo en la guantera del auto- Dejame ponerte esta venda en los ojos... no... no te asustés. Es para que no veas nada y no se arruine la sorpresa. Al menos no tan rápido. ¿Confiás en mí?

-Si, como nunca confié en nadie- esa confesión cortó el aire y sintió la respiración de Pedro en su nuca. Si se acercaba un poco más podía sentir sus labios en su cuello.

-Mejor entonces. Ahora te puedo raptar

-Pedro... no.

-Es un chiste. Tranquila- puso su mano sobre su pierna para tranquilizarla.

Después de unos cuantos minutos ya se acercaban cada vez más al campo. Amelí comenzó a sentir más fresco y se preguntó a dónde la estaría llevando.

-Bueno... llegamos. Pero no te saques la venda. Yo te ayudo a bajar. Vos tranquila...

Le tomó la mano y la guió caminando. Escuchaba sonidos de pajaritos y grillos. ¿Estarían en un campo? A lo lejos escuchó el sonido del agua.

Soltó la venda que cayó al suelo.

-Sorpresa... bienvenida a la finca de mi familia. Aunque eso no es lo importante. Sino esto...- se corrió del frente y Amelí pudo ver cómo había decorado todo. Había puesto una mesa con luces y flores, dos sillas, un parlante con música tranquila, copas y a lo lejos se podía ver la luna que se reflejaba en el agua. Parecía una imagen sacada de un cuento de hadas.

-¿Esto es para mí?- dijo con un hilito de voz, estaba emocionada. Nunca nadie había hecho eso por ella.

-Si Ame. Te merecés esto y mucho más. Muchísimo más. Espero te guste. Me tomé el tiempo de decorarlo todo y que quede justo en frente del agua así podías relajarte y que todo fuera lo más tranquilo posible.

No dudo ni un segundo y lo besó. En su cabeza nunca se hubiese atrevido a hacer eso, pero en ese momento su cabeza, su mente y toda su racionalidad había quedado hecho añicos para darle paso a su corazón. En ese instante sentía latir su alma muy fuerte. Y quería fusionarla junto a la de Pedro.

Estuvieron un rato abrazados. Hasta que el sintió que ella lloraba.

-¿Por qué llorás?- preguntó asustado.

-Es que nunca hicieron nada parecido así por mí. Nunca. La verdad es que no muchas personas han reparado en mí a lo largo de mi vida. Siempre fui la rara. La especial. Y que vos hayas hecho todo esto por mí. Es... es increíble. Antes de conocerte mi corazón era un cofre y pensé que nunca iba a lograr abrirme de esta manera. Pero desde que te vi, moviste algo en lo profundo de mi ser. Como si nos conociéramos de otra vida. Como si una parte tuya fuera mía y viceversa.... Perdón, hablo mucho cuando lloro.

Cerca de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora