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Estos fueron los tres años en tu espera, teniendo la esperanza de volverte a ver algún día. Sintiéndose vacío por el hecho de que no está a su lado, sin embargo no fueron años exactamente donde solo tuvo estar pendiente a que ella regr...
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Ya había amanecido, Inuyasha se había quedado despierto toda la noche, porque así podría asegurarse de que a Shippo no le pasara nada o hiciera algo, como escapar de nuevo, pero claro que eso no era del todo seguro, sabe que él no haría eso. Por consejo de Miroku, le dijo que le diera un tiempo para que arreglara sus pensamientos.
Inuyasha suspiró mientras veía el sol alzarse lentamente, estaba sobre el techo de una parte del castillo. Sus orejas se movieron, Shippo se acercaba a la habitación donde aún Miroku estaba.
Dejó que hiciera lo que debía hacer.
En perspectiva de nuestro pequeño demonio. Shippo ya se dirigía a la habitación, encontró un sitio donde pensar y cuando se dio cuenta se quedó dormido. Pero tenía sus pensamientos claros que lo más importante era ir con Miroku a pedir disculpas por lo sucedido anoche.
Deslizó la puerta de la habitación y Miroku estaba ahí, doblando las mantas que le habían otorgado. Levantó su mirada rápidamente al notar la presencia.
—Shippo-
El niño se acercó corriendo hasta abrazar al mayor—¡Lamento lo que hice ayer! No quería, yo no quería-
Miroku de inmediato cargo al más joven entre sus brazos—Hey, no te preocupes pequeño Shippo. Todo está bien, sé que tuviste un mal momento. Pero todo está bien ahora.
—Pero... ¿N-no te duele? ¿Te mordí muy f-fuerte?
El monje negó—Deja eso atrás. Estoy bien.
Shippo siguió llorando en brazos del monje, mientras este lo calmaba. En eso Inuyasha se asomó a la habitación, no quería interrumpirlos, pero algo en el le decía que también debía hablar con Shippo, pero no encontraba palabras exactas para ello. Fue Miroku, que le dijo con la mirada que se acercara, Shippo se dio la vuelta en ese instante cuando pudo olerlo y los dos se miraron.
Inuyasha antes de decir algo, mostró una leve mueca, mirando el piso, luego se acercó hasta sentarse frente a ambos. Mirando exactamente al pequeño zorro.
—¿Estás bien... Shippo?
El niño pasó su mano sobre nariz y luego lo miró con una pequeña sonrisa—Si... Si, lo estoy.
El hanyou le sonrió, con una extraña calma en su pecho—De acuerdo... Bien, tenemos trabajo por delante. Prepárate...
Shippo asintió con determinación—Está bien.
.
—¿Cree todavía que podrán hacer algo? Joven señor.
Arata quien estaba sentado en el borde del pasillo al jardín se alzó de hombros—Sólo nos queda confiar en ellos.
