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Estos fueron los tres años en tu espera, teniendo la esperanza de volverte a ver algún día. Sintiéndose vacío por el hecho de que no está a su lado, sin embargo no fueron años exactamente donde solo tuvo estar pendiente a que ella regr...
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Los aldeanos salieron de sus escondiste, observando todo lo que había hecho el poder del mitad demonio junto al monje. Nadie salió herido, todos estaban vivos y a salvo. Justamente cuando Inuyasha guardó su espada, todos empezaron a gritar de emoción y júbilo, se giró consternado por lo que sucedía. Miroku de igual modo, ¿Por qué ahora le celebraban? Cuando llegaron ni siquiera le querían dar la mirada y solo expulsaron comentarios innecesarios.
Entre toda la conmoción de los aldeanos celebrando la victoria de ellos, salió la princesa Mei, siendo seguida por el comandante y su hermano, quien seguía acompañado de Shippo.
—¡Espere princesa! ¡sus heridas!—Le gritaba Hisoka a la joven muchacha, pero esta le ignoró.
La princesa literalmente corrió hasta Inuyasha quien se quedó nervioso y asustado cuando la chica lo abrazó.
—¡Oye! ¿¡Qué haces!?—Cuestionó Inuyasha mientras se sentía incómodo con el abrazo de la joven.
La muchacha de inmediato lo miró con esos ojos de color caramelo mientras tenía una sonrisa en sus labios y grito en voz alta—¡Me he enamorado de usted!
Inuyasha quedó pálido, Miroku se le cayó el báculo y Shippo se cayó del hombro del príncipe Arata por el impacto. Hisoka quedó escandalizado, ¡Estos muchachos les darán más canas de las que ya tiene!
—¡Qué disparate dice!—Le dijo escandalizado Hisoka a la princesa.
—¡Mei! ¿¡Pero qué cosas dice!?—Preguntó de casi igual manera Arata. Su hermana a veces era muy impulsiva ante las cosas.
La princesa se soltó de Inuyasha, quien intentó alejarse pero su mano fue sujetada por la princesa antes de que pudiera hacer su cometido. ¿¡Qué quería esta loca!? Le pedía auxilio a Miroku que realmente no sabía que hacer ante la situación.
—¡Lo he decidido querido hermano! Este hombre de cabello plateado y de gran fortaleza, será mi esposo. ¡Yo lo he escogido!
—¡Espérate! ¿¡Cómo que esposo!?—Gritó Inuyasha aterrado por las locuras de esta niña.
—¡Princesa! ¡Él es un hanyou!—Le aclaro Hisoka con desagrado por la idea de la muchacha—¡Es inaceptable!
—¡Pues el tal esposo que iba a tener no tenía ni una pizca de hombre! ¡Era un cretino e infiel! En cuanto a usted—Dirigiéndose a Inuyasha, mientras mostraba una sonrisa coqueta—Ha sido muy valiente y es fuerte, además siento que tiene un buen corazón, sería un honor ser su esposa.
—¡Ni siquiera sabes mi nombre! ¡No deseó ser tu!-
—¡Escuché que te llamabas Inuyasha! Claro que sé tu nombre, que clase de futura compañera sería—Mei abrazó más fuerte a Inuyasha y este se puso tenso. ¡Que alguien le ayude a quitarse esta niña de encima!
