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Inuyasha abrió sus ojos, estaba algo aturdido, pero después de tener sus sentidos activos se dio cuenta de su alrededor. ¿Qué era esto?

Se levantó, se dio cuenta que tenía a Shippo en su brazos, quien estaba diciendo cosas sin sentidos.

—Ay ya me morí, estaba muy joven para morir, era un zorrito muy bonito, ¿Por qué a mi?—y la mayor parte eso era lo que decía una y otra vez. Rodó sus ojos.

—No estás muerto enano.

Shippo alzó su cabeza, empezó a tocar su cara y al notar que tenía aún tacto, eso quería decir que seguía vivo... eso creía.

—¿Dónde estamos?

Inuyasha miró el lugar, era el castillo, pero se veía diferente, más sombrío y como abandonado por muchos años. Se mordió la lengua, no podía detectar a las demás personas, es posible que estuvieran en algún tipo de campo del enemigo. ¿Qué estaba pasando? El ente dijo que haría algo el día que Arata cumpliera sus 18 años, todavía faltaba para ese día. O ese tenia entendido.

—Quédate cerca—le dijo a Shippo quien asintió y se fue hasta su hombro, casi ocultándose debajo de sus cabellos.

Inuyasha empezó a avanzar lentamente, la princesa había desaparecido y no detectaba su aroma. Pero si pudo detectar el de alguien, abrió la entrada del gran salón, estaba oscuro de igual manera. No había ni un solo destello de luz.

Pero.

Inuyasha esquivó el pergamino, hizo una mueca—¡Miroku! ¿Aún sigues ebrio, idiota?

El hombre se acercó algo tambaleante, mientras se escuchaba el ruido de su báculo. Miroku se acercó hasta Inuyasha mientras tenía su mano sobre su cabeza.

—No, ya no tanto. Lo que tengo es un fuerte dolor de cabeza en este momento...—Le contaba y después miro la oscuridad—Creo que la entidad se adelanto. No se donde están los demás. No hay nadie aquí.

—Esa cosa se llevó a la Princesa Mei.

—Apenas vi cuando salió del salón a buscarte—Miroku no se dio cuenta de la mueca de enojo que hizo el zorrito. Pero Inuyasha, no se aguanto su desagrado. Miroku apenas sintió un fuerte dolor en la cabeza, gracias al golpe que recibió del hanyou—¡Ah! ¡Inuyasha!

Miroku calló al ver el rostro enojado de Inuyasha y este le escupió fríamente su pregunta—¿Fuiste tú quien le dijo esas cosas a Shippo?

El niño se encogió de hombros en su sitio y Miroku quedó anonadado al respecto, intentó recordar que dijo en su borrachera de hace rato. Luego mostró culpa en su mirada, ¡Odiaba cuando bebía de más! Debía hacer algo al respecto, debe hacerlo. ¿Cómo pudo decirle esas cosas al pequeño Shippo?

『 𝗕𝗢𝗢𝗞 𝟭: 𝖥𝖮𝖱 𝟥 𝖸𝖤𝖠𝖱𝖲 』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora