20|Nuevas amistades

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Advertencias: Ron y Hermione siguen siendo unos imbéciles. Ginny sigue siendo una asquerosa. Dean salva el día.

6 de diciembre

Harry investigó los montones de ampollas que Severus había cosechado ayer con una mirada curiosa, aunque mantuvo los dedos bien alejados. Severus había forrado un estante entero de pociones con ellas y estaba trabajando en una segunda.

—Parece que tendrás muchos suministros para experimentar.

Severus se sonrojó ligeramente y le dedicó a Harry su pequeña sonrisa—sí. Tu don, con un poco de suerte, salvará muchas vidas.

Harry se apartó de las pociones y fue en cambio al lado de Severus. El hombre estaba encorvado sobre su escritorio, garabateando en un diario encuadernado en cuero.

—¿Has hecho algún progreso con el antiveneno?.

Severus se sentó y suspiró—en teoría, pero no poseo los libros de referencia adecuados para verificar mis hipótesis.

Harry apoyó la cadera en el escritorio y cruzó los brazos sobre el pecho—hmm. ¿Qué necesitas?.

—Libros más raros de los que poseo, seguro.

—¿Los tendría la biblioteca?.

Severus se frotó la barbilla—tal vez podría tener alguna selección, pero es probable que estén en la sección restringida.

—Oh. Y realmente no puedes escribirme una nota sin meterte en problemas.

—No.

Harry frunció el ceño—bueno, necesitamos el antiveneno. ¿Qué libros necesita, señor?.

—Referencias sobre basiliscos, venenos, aislamiento de cepas de veneno, y los procesos de los venenos en la sangre, específicamente cardiotoxinas, neurotoxinas y hemorragias.

Harry hizo una mueca—um, ¿podría escribirlos para mí? Nunca lo recordaré.

Severus resopló y garabateó una lista en una hoja de su diario. Le entregó a Harry la lista cuando hubo terminado—¿cómo piensas adquirirlos?.

Harry le dedicó una sonrisa feroz—Dumbledore me debe unos cientos de favores a estas alturas.

Severus sonrió con satisfacción—eso es bastante Slytherin de tu parte.

Harry sonrió—bueno, me perdí que me pusieran allí por los pelos. Creo que es hora de que empiece a demostrarlo un poco más—frunció el ceño—. Hablando de eso, voy a ver a Zabini por ti mientras estoy fuera.

Severus se inclinó en señal de agradecimiento y volvió a su trabajo. Harry trató de tocarle el hombro, un gesto que pretendía ser solidario y reconfortante, pero se lo pensó mejor y se metió la mano en el bolsillo. Severus no lo encontraría reconfortante. Sacudiendo la cabeza, Harry se dio la vuelta para irse, pero una mano en su muñeca lo detuvo.

—Harry...—la voz de Severus era suave, gentil—Gracias.

Harry jadeó, con el corazón retumbando en su pecho. Severus le había dado las gracias, ¡en voz alta!—¿por la lista? Oh, no es gran cosa, señor. Pero de nada.

—No, para...—Severus le apretó la muñeca—Por... entenderme.

Oh. Su aversión al tacto.

Harry le dedicó una sonrisa triste—no quiero convertirme en su Ginny, señor.

Severus se estremeció—¡Merlín nos preserve de ese destino!.

Harry rió a pesar de su incomodidad. Quería tocar a Severus, sólo pequeñas cosas, pero tampoco quería herir al hombre.

Longing of the Soul | Anhelo del almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora