Capítulo 10

66.8K 6.6K 4.2K
                                    

Ya sé los había dicho, pero lo recalco, Molly no es igual que sus padres, como vieron, Reva y ella crecieron en el mismo mundo, pero Reva quiso entrenar y prepararse, Molly no y Dixon jamás la obligaría. Apenas estamos viendo el desarrollo de su personaje y por supuesto que se equivocará, es joven, así que no olviden todo lo que Holly pasó para ser quien es. No sean duros con mi niña o los golpeo🙂

 No sean duros con mi niña o los golpeo🙂

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Bésame

Silas

El sabor de sus labios aún prevalecía en mi boca.

El olor de su intimidad no lo olvidaba.

Molly me gustaba y mucho, debía ser sincero con ello sin sentirme como un imbécil. Tuve una advertencia sobre esto y no me detuve mucho a escucharla.

¿Qué tenían los Russo que hechizaban?

Esa chiquilla se me estaba metiendo bajo la piel, adhiriéndose a mis pensamientos sin darme tregua, y lo peor de todo es que no quería detenerla. Quería sentir por primera vez lo que era la atracción por alguien. Me bastaba inyectar el suero en mi torrente sanguíneo para eliminar cualquier atisbo de cariño o atracción que pudiera experimentar por alguien, para eso se creó y en estas circunstancias me serviría y demasiado. Yo decidiría hasta dónde Molly llegaría, mal para ella que no pudiera hacer lo mismo, me metería tan profundamente en ella, que cuando no me tuviera, se sentiría vacía, rompería sus ilusiones y contemplaría con una sonrisa en mis labios lo que un corazón puede hacer.

Quizá la impulsaba o quizá la hundía, si esto último no llegaba a suceder, siempre estaría cerca de ella para destrozarla y no permitir que volviera a reconstruirse.

Detuve mis pensamientos al ingresar a la habitación de mala muerte donde el General esperaba por mí. Se encontraba bien consciente de que era peligroso vernos, pero al parecer estaba urgido de noticias. Tuvo suerte de que me dispararan, así pude tener este día libre.

Entré, la puerta no tenía seguro. Dentro solo había luz muy tenue, esta acariciaba el rostro enjuto y tenso del General. Me quedé cerca de la puerta, observándolo.

—¿Qué noticias me tienes? —Averiguó.

Reparé en la otra figura que hizo acto de presencia en la estancia. Ubiqué de inmediato a la mujer pelirroja. Ella no sabía en lo que se metía al estar aquí, era una estúpida.

La desconfianza creció en dimensiones preocupantes. Si Carter metía a cualquier idiota en los planes que teníamos, eso significaba un alto riesgo de fracasar y no es algo que yo podía permitir. Las cosas no se hacían así, se manejaban con la mayor discreción, con el menor número de personas. Había misiones donde se necesitaban una multitud, en otras donde solo se requería un soldado. Estos imbéciles no sabían diferenciar. No cabía duda que el puesto de General solo lo tenía de nombre.

Clandestino ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora