En la vida hay amores que surgen ante el primer cruce de miradas y otros, que vienen con el tiempo, sin esperarse; son capaces de destruir cualquier plan escrito y desatar un caos violento que promete una recompensa exquisita: felicidad.
Molly vive...
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Quédate conmigo
Molly
Viajaba acompañada de papá.
Él hablaba por teléfono, vociferaba en ruso, yo al menos ese idioma aún no lo aprendía. Me alegré no saberlo, sentía lastima por la persona del otro lado, papá de verdad se oía furioso e intimidaba más hablando en uno de sus idiomas natales. Pero sin importar cuan malo fuera su día, él jamás nos trataba mal, su actitud seguía siendo la misma.
Admiré su semblante y cuando él notó que lo miraba, relajó los rasgos, suspiró hondo y finalizó la llamada. Guardó su móvil y pellizcó el puente de su nariz.
—¿Todo bien? —Averigüé.
—Nada que no se pueda solucionar. Tendré que viajar a Moscú y no me hace puta gracia —siseó molesto—, no quiero dejar a tu madre y ella no puede viajar conmigo por el trabajo.
—Quizá puede encontrar la manera.
—La encontraré, dejarla no es una opción.
Me tomó de la mano y dio un suave apretón. Sus ojos ahondaban deprisa a través de los míos.
—Los escoltas estarán cerca, ¿de acuerdo? Cualquier cosa extraña por mínima que sea, acude a ellos.
—Sí, no te preocupes, papá.
—Pides imposibles, MR —posó sus labios en mi sien—, te veré para comer.
—¿Hamburguesas?
—¿Acaso tú y tu madre buscan engordarme? —Inquirió. Sonreí.
—Nos has descubierto. No queremos que nadie te mire.
—Cómo si tuviera ojos para alguien más.
La camioneta se detuvo, papá abrió su puerta, bajó y enseguida abrió la mía, me tomó de la mano y me ayudó a bajar, detrás de él aparecieron varios escoltas, extrañé ver a Silas entre ellos. Miré a papá.
—Me llamas si necesitas algo.
—Sí, papá.
Como siempre, me puse de puntillas para poder alcanzarlo. Sonrió y se inclinó hacia mi beso. Me despedí de él entrando al centro comercial acompañada. Me volví por encima de hombro al estar dentro y entonces lo vi subir a la camioneta cuando dejó de verme.
Me detuve en medio del centro comercial, pensando por cual tienda iba a comenzar, entretanto, los escoltas se mantenían a una distancia prudente, pero de igual forma no pasaban desapercibidos.
Traté de ignorarlos y me encaminé hacia la segunda planta, al estar ahí fui directamente a Versace, quería un perfume y amaba los aromas que ellos tenían, aunque más los masculinos, pero el favorito de papá era Sauvage de Dior y a mamá le encantaba, ella se iba más por los aromas suaves, rara vez compraba perfumes caros, era papá quien se los obsequiaba.