En la vida hay amores que surgen ante el primer cruce de miradas y otros, que vienen con el tiempo, sin esperarse; son capaces de destruir cualquier plan escrito y desatar un caos violento que promete una recompensa exquisita: felicidad.
Molly vive...
Estaba un poco triste, así que bueno, espero lo disfruten💜creo que después de este viene el epílogo o no sé si agregaré otro capítulo más. Los leo🫶🏻
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Vacío
Molly
Vacío.
Mi vida podía estar llena de colores que destruían las sombras del pasado, de amigos que me amaban y frecuentaban, de mi familia que jamás me dejaba sola y cada cosa material que yo quisiera en el mundo. El dinero en ocasiones daba la felicidad, la satisfacción de viajar, conocer y distraerse, pero cuando todo se apagaba, cuando la soledad te abrazaba en el sepulcral silencio sobre una cama fría, el vacío venía.
Sentía que algo me faltaba, aunque sabía que no se trataba de algo, sino de alguien. Echaba de menos a Cassian y sufría por su ausencia y el silencio con el que me castigaba, ninguno de los dos lo merecíamos, creía que, no debíamos acabar así, ambos necesitábamos hablar y definir el futuro de eso que empezábamos a tener.
Por otro lado, me encontraba en paz gracias a las palabras de papá. Me ayudó a no sentirme miserable por no guardar odio hacia Silas. Su muerte me dolió, pero no pudo haber sido de otra forma, si él me hubiera dado la oportunidad, yo misma habría acabado con su vida, porque es lo que merecía, fue lo que él eligió.
Todos somos responsables de las elecciones que hacemos, muchas personas pueden influir, pero al final de cuentas, la decisión es nuestra.
—Molly, cariño, ¿vendrás conmigo? —Miré a mamá y me incorporé de la silla. Nos encontrábamos en la empresa de papá, él no demoraba en salir, tenía una reunión.
—Creo que iré a caminar, mamá —respondí, acercándome. Ella acababa de salir de la oficina, le llevó un café, incluso cuando no se lo pidió. Siempre lo atendía y se adelantaba a las necesidades de papá.
—¿Está todo bien? —Todos los días me hacia esa pregunta.
—Sí, mamá, solo quiero caminar un rato. Por la noche hablaré con papá.
Sonrió y descansó sus manos sobre mis hombros. Su rostro permanecía impecable, ella ya se encontraba bien, no había vestigios de la violencia de Silas, de nuevo todo estaba en paz.
—Él se pondrá feliz, ya lo verás.
—Espero que sí —eché un vistazo a mi alrededor—, seguro lo desespero el primer día.
Mamá rio y sacudió la cabeza de manera negativa.
—Dos veces derramé el café, una sobre sus pantalones, la otra sobre un contrato —sus ojos se llenaron de melancolía—, Dixon tuvo la paciencia para ayudarme a limpiar y hacer como si nada hubiera pasado.
—¿No te gritó?
—Le hubiera roto la taza en la cabeza —susurró cómplice.
Ambas reímos. Imaginé la escena y me hubiera gustado presenciarla, por supuesto, sin que papá saliera herido.