Lerici

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Sonó el celular de Alessia y al contestar se transporto a un cuarto negro donde una luz blanca de incidencia directa provocaba que solo se iluminara ella, estaba sentada en una silla de metal con las manos esposadas y tenía cara de aflicción, una mano apuntó a su frente con un arma y se oyó un disparo. Me desperté alterada con el ruido del balazo y ya era de día, tomé mi celular, vi la hora, eran las nueve y cuarto. 

Ese día por la tarde Alessia me llevó a ver varios Colegios; por haberme salido a mitad de semestre solamente en uno de ellos me aceptaban, pero tendría que empezar a cursar de nuevo el semestre que empezaba hasta septiembre, así que me encargué de disfrutar mis dos meses involuntarios de vacaciones de la mejor manera. Por las mañanas mientras Alessia trabajaba yo la ayudaba con los deberes del hogar, veía series y leía libros, y cuando mi tía llegaba casi siempre me llevaba a conocer la ciudad, me invitaba a comer a restaurantes o se quedaba conmigo en la casa y hacíamos algo juntas. Cada día le tenía más confianza y al paso de los días le fui abriendo mi corazón, Alessia era una persona muy fácil de amar y no tardé en tenerle mucho cariño, le contaba todo y todos los días me hacía sentir especial.

Mi cumpleaños se acercaba y Alessia me dijo que me llevaría a una playa muy bonita llamada Lerici a dos horas de Florencia para festejar, estuve contado los días durante las dos semanas próximas a mi cumpleaños, era la primera vez en muchos años que me sentía tan emocionada. 

Era Viernes 31 de Julio y el fin de semana de mi cumpleaños había llegado, Alessia pidió permiso para faltar a su trabajo dos días con la intención de pasar todo el fin de semana en Lerici conmigo. Salimos de la casa a las 3:00 p.m. una vez que terminamos de comer. Durante las dos horas de camino estuvimos hablando de todo lo que haríamos en la playa, tenía demasiados años sin ver el mar y no podía esperar más, me sentía muy contenta e ilusionada. Mientras nos íbamos acercando a la costa el clima se volvía más denso y caluroso, me encantaba la sensación que tenía en mi piel y pronto pude ver a lo lejos el océano azul que parecía un reflejo del cielo, se veía hermoso. El hotel era mucho más bonito y elegante de lo que imaginaba, era blanco y tenía muchas áreas verdes, entramos al lobby y de inmediato pude sentir la frescura del aire acondicionado, hicimos check in y nos dieron nuestro número de habitación.

Subimos a nuestro cuarto que tenía una vista espectacular, la cama se veía tan cómoda que lo primero que hice al llegar fue aventarme en ella.


-Vamos Zara, no te quedes ahí, tenemos muchas cosas que hacer, hay que aprovechar nuestros días aquí- Dijo Alessia cuando vio que no me quería levantar

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-Vamos Zara, no te quedes ahí, tenemos muchas cosas que hacer, hay que aprovechar nuestros días aquí- Dijo Alessia cuando vio que no me quería levantar.

-Acuéstate cinco minutos conmigo- ella me miró con una sonrisa y puso los ojos en blanco.

-Solo cinco minutos- dijo mientras se sentaba en la orilla de la cama-  la jalé hacia mi forzándola a acostarse al notar sus pobres intenciones por hacer lo que le pedía. -¡Zara!- dijo entre risas cuando me acosté sobre su pecho, Alessia me dio unas palmaditas en la cabeza, sentía que este era el mejor día de mi vida y quería que se repitiera una y otra vez este sentimiento por siempre.

-Gracias por hacer tantas cosas lindas por mí Alessia - Sentí que su cuerpo se relajó y nuestras miradas se cruzaron.

-Te quiero- Dijo en voz baja

-Y yo a ti- Nos quedamos en silencio por un par de segundos que se sintieron muy bien.

-¿Podemos irnos ya?-

Bajamos al lobby dispuestas a explorar todo el hotel, estuvimos al menos una hora recorriendo el lugar y después entramos a varias tiendas y boutiques que descubrimos cuando estábamos por ahí, Alessia me compró un vestido del que me enamoré por completo y ella se compró una cámara de fotos instantáneas. Caminábamos hacia la playa cuando le quité a mi tía su cámara que llevaba colgada del hombro, ella hizo un puchero por lo que acababa de hacer, pero no me dijo nada. Comencé a tomar fotos de todo lo que veía que me gustaba.

-¿Qué haces?- Me preguntó Alessia con una sonrisa, no puedes acabarte todo el paquete de fotos sin haberme dejado tomar algunas

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-¿Qué haces?- Me preguntó Alessia con una sonrisa, no puedes acabarte todo el paquete de fotos sin haberme dejado tomar algunas. 

Me jaló del brazo y me acercó a ella, rodeo mi cintura con sus brazos y yo puse los míos al rededor de su cuello, junto su nariz con la mía, yo cerré mis ojos, pude respirar su aliento por un segundo y cuando menos lo esperaba tomó su cámara y se fue corriendo. Pude notar que algunas personas a nuestro alrededor nos veían. 

Alessia comenzó a tomarme fotos improvisadas y yo me tapaba el rostro con las manos.

-Zara, ¿por qué te tapas?- Preguntó desmotivada.

-Porque siempre salgo mal en las fotos, dame la cámara- dije tratando de arrebatársela.

-Si la quieres ven por ella- dijo y se echó a correr, yo la perseguí y mientras corríamos nos moríamos de la risa. Después de un buen rato pude jalarla de la blusa, ella me abrazó y me dio un beso en la frente. -Está bien- dijo y me dio la cámara. 

Regresamos a nuestra habitación y nos arreglamos para ir a cenar al restaurante. Mientras cenábamos estuvimos platicando de lo que nos gustaba y de lo que queríamos hacer en nuestras vidas, después Alessia se puso a ver las fotos que había tomado. 


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Cuando terminamos fuimos a la habitación, las dos nos sentíamos cansadas, nos pusimos la pijama y nos acostamos en la cama, yo dándole la espalda a ella, no habíamos dicho una sola palabra desde que llegamos. Alessia recorrió sus dedos por mi cuello y sentí un cosquilleo, uno de sus dedos pasó por detrás de mi oreja hasta llegar a mi cabello y después hundió su mano en él. Me volteé para verla a los ojos.

-Te quiero- Dije sin pensarlo dos veces. Me daba pena expresar mis sentimientos, pero de verdad lo sentía y me hacía muy feliz tener a Alessia conmigo.

-Yo también- susurró y me dio un beso en la frente. La rodeé con mi brazo y me quedé dormida.

Mar de Agua VerdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora