This is Zara

51 9 8
                                    


Poco a poco sentía que me perdía, me había consumido la monotonía porque como no podía morir deje de vivir. Mi vida la sentía así por razones que para mi en ese entonces eran muy importantes. Mis padres peleaban todo el tiempo, mi madre enfermó de depresión e imaginaba cosas que no pasaban. En varias ocasiones los vecinos llamaban a la policía porque se asustaban de los gritos en mi casa, me sentía indefensa y deprimida, no tenía con quien hablar y no quería vivir en mi casa, pero mis hermanos menores dependían de mi y a demás no tenía a dónde ir. Todo el tiempo me preguntaba por qué pasaba todo eso, cuándo había empezado y por qué había empezado, pero por mucho que le daba vueltas en mi cabeza no entendía y decidí que no me afectaría.

Los días pasaban y sufrimiento se volvía crónico, comencé a faltar al colegio para irme a fumar y a tomar, yo sola porque ¿quién querría estar con una persona como yo? nunca tuve a nadie y a decir verdad, estaba bien con eso.

El día que decidí irme de mi casa llegué del colegio cansada y fastidiada, no se escuchaba ningún ruido y eso era muy raro, se suponía que al menos mis hermanos deberían estar en la casa, revise en la planta baja, nada, en seguida subí a ver si estaba alguien pero no vi a nadie. De pronto sentí un jalón de cabello, era mi padre, me había tirado al piso y al mismo tiempo había derramado la mitad de su cerveza sobre mi, antes de salir corriendo de ahí pude notar la ira en sus ojos, me fui gateando hasta mi cuarto pero antes de encerrarme me sujeto de la playera y me estrello contra la pared, me derrumbe en el piso aturdida. Pude escuchar que gritaba pero no entendía, comenzó a golpearme en la espalda, no podía gritar, porque no me salía la voz, me tomó del cabello, me levantó y con la otra mano me dio un puñetazo en el ojo. No se cómo ni por qué me llego una fuerza y logré patearlo en el abdomen y eso me dio tiempo de correr y encerrarme en mi cuarto.

Cuando tuve el valor de salir, noté que mi mamá estaba llorando, le pregunté que qué tenía y me dijo que mi padre estaba muy enojado porque me habían expulsado del colegio, se habían enterado de mis vicios, mis faltas y bajas calificaciones y eso había sido suficiente pretexto para echarme de ahí, se veía tan decepcionada de mi que me daba vergüenza verla a los ojos, me dijo que no quería tenerme ya en la casa, y dijo algo que nunca voy a olvidar "ojalá no te hubiera tenido, todo sería más fácil"

Me fui a mi cuarto casi sin poder respirar, las lagrimas me nublaban la vista jamás me había sentido tan miserable en mi vida y no quería seguir siendo una carga para mi familia, quería irme de ahí, pero no tenía a dónde ir; se me había formado un nudo insoportable en la garganta. En todos estos años no había hecho ni un solo amigo y me lo merecía, no tenía familia en mi ciudad, todos vivían demasiado lejos. Cuando estaba pensando eso recordé la casa de mi abuela en Florencia sentí un alivio, ir allá era mi única opción, sabía que desde que había fallecido estaba sola y quizás podría hacer mi vida ahí, buscaría trabajo y podría volver a empezar.

No lo pensé dos veces y compré un boleto para el siguiente camión que era el de las 8:30 pm. En el camino me iba muriendo de miedo, mi ojo comenzaba a palpitarme por el golpe que me había dado mi padre unas horas antes y no dejaba de pensar ¿Qué pasaría si ya no existía la casa de mi abuela? ¿Y si me perdía? A duras penas sabía la colonia donde había vivido. Llegué a las 12:00 a.m. a la ciudad y pedí un taxi, le di referencias de la colonia y afortunadamente conocía el lugar. Durante el camino me iba fijando en todo por sí me perdía pero llego un momento en que reconocí donde estaba y dejé de preocuparme. Llegué a la casa, hacía años que no iba y se veía igual a como la recordaba. Ese era el lugar donde había sido feliz en mi infancia, donde celebraba cada cumpleaños con mis primos cuando todo era alegría, cuando todo estaba bien. Le pagué al taxista y abrí la reja de la casa temblando, me acerqué a la puerta dispuesta a forzar la cerradura, cuando de pronto escuché unos pasos y me quedé helada, mi corazón latía rapidísimo, la manija empezó a moverse y se abrió la puerta.

Mar de Agua VerdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora