Eric

54 9 17
                                    


Desperté con un aroma dulce que me invadía los sentidos. La luz de la mañana se filtraba por las cortinas, y el reloj marcaba las 9 en punto. Mi cuerpo y mi alma sentían como si un peso las oprimiera. Me arrastré hasta el baño, y bajo el calor del agua de la ducha, recordé la noche anterior, pensaba una y otra vez en lo sucedido y me preguntaba ¿Realmente había pasado lo que creía que había pasado? ¿Estaba en lo correcto en sentirme herida y confundida? Estos pensamientos y la incertidumbre sobre nuestra relación me abrumaron.

Caminé hacia la cocina, con una bata suelta y el cabello empapado. Allí encontré a Eric, ocupado en la preparación del desayuno, y con una sonrisa en el rostro. Sin embargo, su presencia despertó mi desagrado.

-Buenos días dormilona- exclamó con una sonrisa al verme, sentí que se me encogía la garganta, no le contesté y me senté.

-Tenemos que hablar, siéntate-dije con un hilo de voz. Eric dejó a un lado sus tareas en la estufa y se sentó enfrente de mí, con una expresión de confusión en el rostro.

-¿Qué pasa, Lessi?" - preguntó con un tono incierto mientras intentaba tomar mi mano. - "¿Estás bien?" - continuó con la misma expresión yo lo miré fríamente y retire mi mano de su agarre.

-¡No Eric! Estoy muy enojada por lo que me hiciste ayer, ¡me hiciste sentir muy mal y muy incómoda!

-¿De qué hablas?

-Sabes muy bien de que hablo- Eric soltó una risa sarcástica.

-¡Ahora resulta que hice algo malo y tengo que adivinar?- Preguntó de forma acelerada y hostil. Con una mirada a través de la ventana, contemplé cómo los rayos dorados del sol asomaban tímidamente al alba, iluminando el cielo con un brillo dorado. Tomé una bocanada de aire y cerré mis ojos por un instante. Me preguntaba cómo tener esta conversación con él mientras el mundo a nuestro alrededor se despertaba lentamente.

-Me trataste horrible en la noche.- Mi voz se quebró mientras el nudo en mi garganta aumentaba de tamaño.

-Siempre es así, no se de que te quejas.- respondió sin una pizca de remordimiento.

-Me hiciste sentir como un...

-¡No entiendo de que hablas!- clamó con ira, interrumpiéndome bruscamente y elevando su voz como un trueno.

-Sabes muy bien de que hablo ¿Cómo te atreves a hacerme daño?- dije con voz temblorosa.- ¿Cómo puedes ser tan cruel? No quiero que me vuelvas a hacer algo así.

-¿Tienes algo más que decirme? ¿Conociste a alguien más?- Dijo mientras se levantaba de la silla- Porque has estado actuando muy rara conmigo desde hace tiempo Alessia.

-No intentes voltearme las cosas Eric.

-¡SIEMPRE LO HACEMOS ASÍ!- Me gritó y me levanté de tajo de la silla. En ese momento, la habitación pareció llenarse de una tensión palpable con una oscuridad que amenazaba con consumirnos a ambos.

-No te atrevas a hablarme así- dije con calma, pero con una determinación que no permitía duda alguna. Eric se acercó a mí, su ira se manifestaba en cada gesto de su cuerpo. Sus manos comenzaron a temblar y su mandíbula se tensó como si estuviera listo para atacarme en cualquier momento. Se acercaba a mi con pasos lentos levantando un dedo acusador y yo sin saber que hacer retrocedí unos pasos. -Aléjate de mí- dije con una voz que denotaba miedo, -me estás asustando- empujé su pecho con mi mano, tratando de alejarme pero Eric me agarró de la cintura y me acercó a él.-¿Qué haces?" exclamé, tratando de liberarme, -¡Déjame!-grité, pero él no parecía dispuesto a soltarme. Era como si hubiera perdido el control de sí mismo, y yo me sentía completamente atrapada y asustada. El ambiente se sentía cargado de tensión y el miedo me paralizaba. Me esforcé por liberarme, pero sus manos eran como una trampa fuerte alrededor de mi cintura. Me sentía vulnerable y desprotegida, sin saber cómo reaccionar ante la situación.

De pronto Eric cambió su semblante

-Estás siendo muy cruel conmigo- Me susurró al oido. Sentí un nudo en el estómago acompañada por una sensación de asco. El intentó buscar mis labios y yo lo esquivé -Tengo meses que no te veo y tu te portas así- Me soltó con una mirada fría y retrocedí, temblando, sin saber cómo reaccionar ante la situación que se había vuelto incómoda y desagradable.

-No te enojes- Respondí con desgana, mientras dejaba escapar un suspiro.

-¿Cómo quieres que no me enoje? Vine hasta aquí, te traje flores, preparé el desayuno. Creí que tenías ganas de verme, pero ya me doy cuenta de que no es así.

-Eric, escúchame, solo quería hablar. No me gustó la forma en que me trataste ayer. Fuiste demasiado agresivo conmigo.- Eric se dio la vuelta y abandonó la cocina con pasos pesados, dirigiéndose hacia las escaleras. Yo lo seguí, todavía temblando y la incertidumbre invadiéndome. ¿Y si Eric tenía razón y estaba equivocada? ¿Si mis acciones y pensamientos eran los que estaban fuera de lugar? La duda me consumía, como una bruma oscura que impedía ver la verdad.

-Dejemos las cosas así- Dijo Eric sin mirarme a los ojos. Sentí un peso en mi corazón mientras observaba a Eric colocar sus pertenencias en su maleta. Necesitaba encontrar una solución a lo que estaba pasando. ¿Cómo podría hacer para que él no se fuera de mi vida? Pero, mientras lo pensaba, una sensación de miedo aún mayor se adueñó de mí. ¿Qué pasaría si terminábamos nuestra relación? ¿Qué dirían mi familia y mis amigas? No podía permitir que todo terminaba entre nosotros y tenía que hacer algo antes de que fuera demasiado tarde. Con manos temblorosas, me desabroché la bata y la dejé caer al suelo.

Mar de Agua VerdeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora