🍄 𝙋𝙚𝙧𝙙ó𝙣𝙖𝙢𝙚 𝙥𝙖𝙙𝙧𝙚, 𝙨𝙤𝙮 𝙪𝙣 𝙘𝙝𝙞𝙘𝙤 𝙢𝙖𝙡𝙤.
Porqué su maestro era, sin duda alguna, la encarnación del deseo; de la pasión, la lujuria y el fuego. Lo malo era qué, para la desgracia de todo el 𝐘𝐚𝐫𝐢𝐛𝐮, su 𝙎𝙚𝙣𝙨𝙪𝙖𝙡 p...
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—Yacchan...
Alegría.
La alegría es placer instantáneo al ver, oler, hacer o pensar en cosas que nos gustan o nos generan satisfacción: Como los cachorros, visitar un café de gatos, oler una tarta recién horneada, aprobar un exámen por el cual estudiaste tanto o simplemente ver a una persona linda.
A Toono le ponía feliz ver a Yacchan revolotear por el campo de fútbol, ir tras la pelota con tanta agilidad. Verlo feliz, lo hacía feliz.
Y eso seria un secreto para toda su vida.
—¡El equipo naranja vuelve a anotar!.
Pudo ver como todos detenían sus pasos apresurados, el equipo de chaleco naranja festejaba al rededor del lindo chico de baja estatura, celebrando de tener a uno de las mejores defensas de la academia en su equipo. Y no era de menos, uno de los mejores jugadores que conocía Toono.
El silbato volvió a aparecer con su fastidioso y agudo sonar, dando fin a las prácticas de fútbol del día. También era un recordatorio para irse antes de ser visto, la sola idea de estar con los demás amigos de Yacchan y ser una clase de rueda extra al tratar de mezclarse le aterraba. Por esa razón, cuando sus clases terminaban temprano y no quería volver a su dormitorio aún, aprovechaba de caminar por los campos verdes y gigantes, o visitar otros clubes, y solo en casos especiales, venir a verlo jugar.
