🍄 𝙋𝙚𝙧𝙙ó𝙣𝙖𝙢𝙚 𝙥𝙖𝙙𝙧𝙚, 𝙨𝙤𝙮 𝙪𝙣 𝙘𝙝𝙞𝙘𝙤 𝙢𝙖𝙡𝙤.
Porqué su maestro era, sin duda alguna, la encarnación del deseo; de la pasión, la lujuria y el fuego. Lo malo era qué, para la desgracia de todo el 𝐘𝐚𝐫𝐢𝐛𝐮, su 𝙎𝙚𝙣𝙨𝙪𝙖𝙡 p...
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"Asqueroso ser humano."
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Eran ruidos discordantes y voces que no formulaban palabras coherentes. ¿Qué tenía de placentero conversar si todos alzaban la voz innecesariamente? Piensa, ¡ya lo tienes justo al lado, no grites como si estuviera al final del autobús!
La cabeza le duele, pero no puede recostarla en ningún lado, es todo totalmente incómodo. Rebotará si la apoya contra la ventana, el respaldar está demasiado recto, y no puede inclinarlo a su gusto por dos rodillas que no deberían de empujarle el asiento con tanto vigor a menos de que estés sentado como un mono sin banana. La espalda le duele, sus piernas apenas caben en ese diminuto espacio entre su asiento y el delantero, además, ¿por qué esté chico, que por mal suerte está sentado a su derecha, abre tanto las piernas? Por si fuera poco, tiene que soportar los baches del camino y aguantar las náuseas en cada giro.
Le gusta ver por la ventana, pero ni siquiera eso puede distraerlo del mareo que casi lo hace querer vomitar. Es leve, no cree hacerlo, pero eso no hace que los vellos en su nuca dejen de erizarse ante la remota idea de ser y hacer un desastre dentro del autobús.
¿Ya estarán cerca de llegar? Hace media hora fue que tomaron camino en la carretera, aunque claro que no tiene reloj para confirmar ese hecho, pero está bastante seguro de que si fue hace media hora. Titubea, ya harto de tanto escuchar y no saber ni siquiera quienes son esos dos que tanto perturban el ambiente dentro del vehículo, bastante incómodo y con la cara roja de vergüenza;
- ¿Pueden hablar más bajo?...
Lo dice, cree que políticamente amable y educado, y aun así pasan de él como si solo fuera el viento quien los molestó. El chico sentado a su lado sigue charlando, y en eso no hay nada de malo, solo que cada palabra que suelta hace que sus brazos se muevan de aquí para allá, se remueva en su asiento; sus manos traten de seguirle el ritmo con una danza de arriba hacia abajo y de derecha a izquierda como si con eso pudiera darse a entender mejor. ¡Eso te hace ver más como un tonto con problemas de comunicación!
Contrario a lo que cree y defiende con valor, ahora duda un poco más. ¿Acaso estaba siendo un amargado? Esa tampoco es que era su intención, pero él solo quiere un viaje más liviano. No quiere que lo mezclen en la conversación simplemente porque justo ahora no desea ser sociable o aprovechar esta ocasión para hacer amigos de carretera. Quiere dormir, justo ayer no pudo dormir bien. Vuelve a motivarse antes de volverlo a intentar, pero esta vez carraspea y aligera su garganta, respira tres veces antes de empezar, y un poco más alto les vuelve a pedir que por favor hablaran solo un poco más bajo.
El de los asientos de adelante ahora se gira hacia él, y por un momento Toono siente un ligero dolor en la espalda al imaginarlo retorcerse como un gusano. El del asiento de al lado queda totalmente en silencio, le da una mirada de fastidio total, pero deja que su amigo, el que está sentado en la fila de adelante y cuelga de su respaldar aparentemente con tanta comodidad maneje la situación.
