Keep me warm, love me long, be my sunlight
Tell me lies, we can argue, we can fight
Yeah, we did it before, but we'll do it tonight
Lil Nas X - THATS WHAT I WANT
—¿Alguien puede repetirme por qué diablos estamos desperdiciando nuestro tiempo así? —espeta Flint antes de aplastar una flor.
—¡Hey! —Hago un ademán hacia los pétalos machacados—. Que tu mente sea un lugar autodestructivo en el que no sepas construir cosas buenas no te da derecho a hacer pedazos la de otro. —Vuelvo a la tarea de sacar la maleza—. Y ya te lo dije, mamá está ocupada y necesita ayuda con la casa.
—No la necesitaría si nos hubiéramos quedado en nuestra verdadera casa, esa que está en perfectas condiciones y muy cerca de papá —se queja.
Detesto que sea tan criticón y que nunca se ponga del lado de nuestra progenitora, pero entiendo que su actitud de adolescente poco empático no es más que un mecanismo de defensa para evitar expresar que se siente triste.
Algunos gritan en lugar de lagrimear porque siempre es más sencillo mostrar la rabia que el dolor. Extrañamente, la gente no se siente vulnerable al reaccionar con enojo, aunque esa sea una emoción del tipo transparente, que te deja ver los problemas que hay más allá.
—Si existe la arena movediza, ¿también existe la tierra movediza? —pregunta Angus, ajeno a nuestra conversación.
Está arrodillado en el cantero frente a nosotros, con una pequeña pala de jardinero en mano mientras observa el movimiento de...
—¡Es una rata gigante! —chilla extasiado cuando la cabeza del animal es escupida como un volcán desde la tierra.
Flint lanza un chillido muy impropio del púber rudo que aparenta ser y cae sobre su trasero.
—¡Angustius, aléjate de esa cosa! —le grita.
Me alegra comprobar que en una situación de vida, muerte o, en este caso, la aparición de un topo, Flint se preocupa por la seguridad de nuestro hermano menor.
Asustado por la ópera lírica del adolescente, el topo vuelve a desaparecer bajo tierra. Angus tiene la típica sonrisa de asombro que llevan los niños al descubrir algo nuevo del mundo.
—¡Se acabó, no soy un puto jardinero! —Flint se quita los guantes y, al verme reír, me los lanza con rabia—. Diviértanse con su nuevo compañero. Como es ciego no puede asustarse al ver lo feos que son.
En otro momento le diría algo, pero como Angus está inclinado sobre el hoyo en la espera de volver a ver al mamífero y no parece afectado por sus palabras, lo dejo pasar. Al mismo tiempo que se escucha el portazo, alguien habla:
—Supongo que ya conocieron a Octavio.
Levanto la vista para encontrar a Max en su propio jardín. Tiene los brazos cruzados sobre la cerca y el mentón apoyado en ellos. Luce perfecta para sacarle una fotografía.
—¿Así se llama nuestro nuevo amigo? —Me pongo de pie y ajusto mi gorra mientras camino hasta ella.
Asiente.
—Es residente permanente de la calle Arcoíris, acostúmbrate. Isabelle lo bautizó así porque le recordaba a mi abuelo: ciego, introvertido y panzón —dice nostálgica, pero, sobre todo, divertida.
Me gusta su sonrisa, no entiendo por qué lucha tanto contra ella.
—¿Y solo viniste a saludar a la reencarnación animal de tu abuelo o también a saludarme a mí? —curioseo al apoyar el codo sobre la cerca.
Me sostiene la mirada y no sé descifrar cómo se toma el comentario. A partir de nuestros escasos encuentros llegué a la conclusión de que no tengo idea de si me ve como un potencial aliado o enemigo. Parece querer seguirme la corriente cuando le coqueteo, pero también pisa el freno sin darme una advertencia antes, lo que me lleva a terminar con el rostro aplastado contra el parabrisas. Una historia que desconozco la detiene de dejarse llevar.
¿Por qué tiene la guardia tan en alta si soy el ser más amistoso e inofensivo del planeta? Bueno, el tercero. Primero está Angus y su nuevo amigo, Octavio.
—Tú... —empieza, pero es interrumpida por alguien más.
—Raven, ven a hidratarte —llama mi madre.
Por instinto me alejo un poco, lo cual es estúpido. Tengo dieciocho años pero todavía me da un poco de vergüenza que mi mamá me vea coquetear con una chica. ¿Algún día desaparece esa sensación?
Charity baja los escalones con una jarra y vasos en mano.
—¿Quieres? —pregunto a Maxine al señalar con el pulgar la limonada.
—Solo traje tres vasos, cariño —dice mamá, sin dirigirle ni una mirada a la muchacha, quien descruza los brazos de la cerca con incomodidad.
—Flint renunció —explico—. Ahora sobra un...
—Le llevaré el refresco adentro —insiste.
No mira a Max. Es más, pretende que no existe, lo cual es muy descortés. La trata igual que trató a sus padres.
—No te preocupes —dice la vecina cuando frunzo el ceño y abro la boca para objetar—. De todas formas tengo práctica en el club y no quiero llegar tarde.
Se despide con la mano y, en cuanto escucho la puerta trasera de su casa cerrarse, me acerco a mi madre.
—¿Qué fue eso? —demando.
—Matemáticas. —Se encoge de hombros con simpleza y comienza a servir—. Tres hijos, tres vasos.
Buenas tardes, chismosos vecinos de la calle Arcoíris. Doña Serena (CreativeToTheCore) quiere saber qué es lo que más les gusta comer en épocas navideñas y de año nuevo. Acá en Argentina le rezamos al pan dulce con chips de 🍫 y al vitel toné.🔪
1. ¿Cómo les cayeron los hermanos de Raven? Entre Flint y Angus, ¿cuál creen que será su favorito?
2. Parece que Maxine no la tiene fácil con la futura suegra 😬, ¿sus padres/quienes los han criado son celosos con ustedes?
Con todo el amor y la maldad del mundo, Sereniago les envía un abrazo. 🖤
ESTÁS LEYENDO
Los vecinos de calle Arcoíris [PAUSADA]
Ficção AdolescenteLuego de la tormenta aparece el arcoíris, pero... ¿qué haces cuando el destino se roba los colores? ------------------------- Esta historia corta es parte de una co-autoría con la maravillosa e única @CreativeToTheCore. La portada fue realizada por...