1 - Ella

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Alia

―¿Señorita Hunter?― me dijo el hombre bien vestido cuando me acerque a él, trae un cartel con mi nombre.

Yo asentí en respuesta, él me sonrió y quito las maletas de mis manos.

―Soy Felipe, el chofer de la familia, es un gusto conocerla al fin, pero bueno acompáñeme la llevare a su nuevo hogar― lo seguí hasta llegar a un auto negro, muy limpio, metió las maletas a la cajuela.

Yo no esperaba que me abriera la puerta, al contrario observaba sus movimientos y vestimenta, un traje negro, camisa blanca, una corbata negra, guantes de cuero negros, un sombrero de chofer del mismo color y unos muy ilustrados zapatos de charol.

Levante mi vista hasta encontrarme con sus ojos, él ya tenía la puerta abierta para entrar al auto, sonríe y le devuelvo la sonrisa, entro con su apoyo, cerró la puerta y un poco después el auto se puso en marcha.

Bueno creo que querrán conocerme, Mi nombre es Alia Hunter Dallas, tengo 17 años soy de Carolina del Norte, estoy en New York y debo aclarar que no por mi gusto, sino porque mis padres tuvieron un accidente aéreo y no sobrevivieron.

Cuando me llegó la noticia lo último que recuerdo fue desplomarme en los brazos de mi nana para despertar en el hospital con ella a mi lado, me llevaron a casa, ahí se encontraba el abogado de mis padres para llevar a cabo el "protocolo de emergencia".

Como lo dijo él, y lo llamaron mis padres, consistía en que si ellos morían todo quedaba a mi nombre, pero por ser menor de edad, los restaurantes de mi padre pasaban a su hermano, pero cumpliendo los 18 podría reclamarlos, todo lo demás sería vendido y el 30% del dinero donado al orfanato donde mi madre era beneficiaria, yo pasaría al cargo de mi tía Isabella, hermana de mi madre que vive en New York.

No tuve más opción que aceptar todos los términos, el abogado se encargó de todo y cuando digo todo es todo, desde ventas, donación, pensión de Robert ― nuestro chofer ―, de mi nana, si no fuera porque tiene familia en Carolina me la traigo conmigo, dar la noticia a las dos familias y eso ocasionó montones de llamadas a mi celular de las que solo una atendí y fue la de mi tía Isabella antes de mi vuelo avisándome que ella no podrá ir por mí pero mandaría a alguien y lo que más agradecí a Frank ― el abogado ― fue que arreglara todo sobre mi vuelo.

―Señorita...señorita Hunter...― escucha murmullos, abrí mis ojos y me encontré con los de Felipe ―Al fin despierta hemos llegado a nuestro destino.

Me tendió una mano que gustosa la acepte cuando me acostumbre a la luz solar mire la mansión de mi tía...es grande y tiene una estructura muy elegante y antigua a la vez, es blanca con un hermoso jardín alrededor.

―Las maletas se encuentran adentro― me sobresalto por su repentina voz, él sonrió apenado y le devolví la sonrisa.

―Gracias, Felipe― él solo asintió, seguía manteniendo la sonrisa.

Abrí la puerta y efectivamente mis maletas estaban a un costado del recibidor, empieza vibrar mi teléfono desde el bolsillo de mis pantalones, me fijo quién es y contesto.

Es mi tía Isabella.

>>Hola mi niña, ¿Ya estás en casa?

<<Si, acabo de llegar.

>>Perdón por no estar para recibirte, pero el deber llama.

<<Si, entiendo, no te preocupes.

>>Bueno llamaba para decirte que los gemelos y Aixa llegarán como a las 2 y Mayra a las 12.

<<...mmm bueno.

DANGER | Vinnie HackerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora