23 - Me obsesioné

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Alia

Dejo de pensar en eso al sentir como su miembro se desliza dentro de mí. Chillo de la impresión y el dolor ocasionado, es un monstruo. Sube su mano por mi cuerpo, manoseando mis caderas, estómago y su entretenimiento favorito mis pechos, los aprieta y pellizca sin delicadeza.

—Ahh —gime en alto, demostrando que le encanta. Intento ignorarlo pensando en lo sucia que me estoy sintiendo y estúpida por dejar que lo haga, sin luchar.

—Sigues tan apretada —sus asquerosas palabras emitidas entre jadeos me traen de vuelta, muerde mi cuello, la pobre piel de ahí ya no puede más, es tan sensible que puedo saborearla sangre. A él le encanta y la lame junto con mis lágrimas.

Es un completo enfermo sádico.

—Agh —un quejido lastimero brota me boca, sus estocadas no son para nada amables.

Sale y entra bruscamente mientras me toma del cuello, elevando mi cara y besando mis labios como si no hubiera un mañana. Lo único en qué puedo estar segura es que mi cuerpo no dejará de doler, no mientras él lo dañe a diario.

—Gime para mí, gatita —pide entrecortado, jadea como loco dándome a entender que lo está disfrutando y lo estoy llenando de placer.

Cosa que me repugna.

Mi mano se mueve sola hasta la suya, ya no tiene ninguna tolerancia ante lo que no hago, está apretando mi cuello de más, dejándome sin aire.

—Te haré gemir, pero de dolor —su voz suena enojada, sale por un momento y así se queda, libera mi cuello y agarro una grande bocanada de aire. Llorando en silencio espero su siguiente movimiento.

Abre más piernas si eso es posible, siento su mano pasar por debajo de mi espalda hasta mis glúteos, presiona con fuerza y levanta. Su pecho se pega al mío y sus labios también.

—¡Basta! —desgarro mi garganta llamándola, pidiéndole ayuda.

Al momento de introducirse en mí me dolió horrible, deseo que por la puerta aparezca la silueta de mamá preocupada por mi grito, pero nada más que una risa ronca proveniente del monstruo.

—¿Basta? ¿En serio?—habla burlándose.

Esto no se siente como las otras veces, siento más dolor ahí en mi vagina, quiero que termine rápido.

***

El tiempo pasa lento como un castigo, no deja de dar empujones, ya una vez he sentido un líquido calientito en mi interior, pero no le bastó y siguió. Mi cuerpo no puede más, no dejo de llorar de la impotencia, cada vez que viene la estocada profunda es un dolor tan fuerte que muerdo mi labio para no quejarme.

—¿Por qué lloras? —abro mis ojos cuando habla, que cínico... recarga sus brazos en mi clavícula y toma con sus manos mi cara—. ¿Vas a llorar por el resto de tu vida?... porqué déjame decirte, gatita, no voy a dejarte ir, me perteneces, toda tú lo hace, tu cuerpo es mío, tú eres mía... ¿lo eres verdad? —deja de moverse y se me queda viendo directo a los ojos, asiento— ¿Lo ves? No deberías de llorar, solo gastas lágrimas que alimentan mi sed por ti...

Acerca su rostro y me besa lento, un roce pequeño de labios. No genero ningún movimiento, le estoy poniendo atención a lo que dice.

—Al principio solo quería vengarme de ti y hacerte pasar por un mal rato, pero conforme pasó el tiempo me obsesione contigo, me obsesione de tu cabello... —confiesa y acaricia mi pelo—, de tus labios, de tu cuerpo, de tu piel, tu miedo, la timidez que siempre cargas y sobre todo tu forma de hablar que me excita mucho... —vuelve a moverse, dando un empujón dentro de mí un poco brusco, hago una mueca —. Tu cuerpo se volvió mi droga favorita, algo que siempre necesitaré para sobrevivir —da otra estocada, cierro los ojos—. Así que para de llorar y déjate llevar... porque, gatita mía... hasta que muera podrás deshacerte de mí...

Me besa, aprieta mis cachetes y empieza a meter su lengua en mi boca jugando con la mía, le correspondo torpemente a su beso mojado. Gruñe, muerde mi labio inferior como le gusta hacerlo hasta que de nuevo sangra, succiona y jadea sobre mis labios.

Sus embestidas no han cesado, cada vez se vuelven más rápidas y súbitas.

Una lagrima rebelde resbala por mi costado, Jackson se encarga de ella, chupándola y jadea de satisfacción.

Sigue empujando sin dejar de gemir en mi oído, siento mis piernas temblar y siento mis paredes vaginales contraerse. Jackson gime.

—Lo haces demasiado bien, gatita... —habla ronco y sofocado, aprieta mi cuello y contengo la respiración antes de que se acabe. Da el último empujón y siento como algo dentro de mí explota y de él también vuelve a salir un líquido calientito— Ahh.

Y por fin ha llegado el final, se queda un rato quieto con la respiración agitada y su aliento pegando en mis clavículas. Poco a poco va soltando mi cuello, me permito respirar.

—Eso fue fantástico.... cada vez estás mejor —comenta, miro directo a sus ojos, tienen un hermoso color azul oscuro, baja su cara y besa mis labios nuevamente.

No contesto nada como me es costumbre.

Deja mis labios y baja a mi cuello, succiona mi piel lastimada, vuelvo a cerrar mis ojos con fuerza para ya no llorar del dolor.

Se separa y sin todavía haberse salido de mí, se acomoda entre mis pechos poniendo su cabeza ahí y pasa sus brazos por mis costados. ¿Se va a dormir así?, ¿con su miembro dentro de mí? Es una sensación rara... tan rara que no puedo explicarla.

Solo sé que estoy incomoda, pero él no, así que no hago nada para apartarlo ya que como él dijo soy suya y mi cuerpo le pertenece... ya ni de eso tengo el control.

Guardo silencio dentro de mí y me concentro en él, su respiración es más lenta, su espalda sube despacio. Se ha dormido. Eso fue rápido.

Me siento demasiado adolorida, tanto que si me muevo un poco sé que chillaré del dolor.

Debería dejar de llorar y rendirme totalmente a él, sé que ya lo estoy, pero más bien es un acto de sumisión porque él es más fuerte que yo y si por cosas casi insignificantes llega a golpearme no quiero imaginar si me hago la valiente y lo enfrento.

A Jackson le temo, su voz, ojos y forma de hablarme me intimida. Hace sentirme pequeña, como si fuera una niña a su cuidado y tenga la obligación de obedecerle.

A Ethan me gustaría caerle bien, y ni digo que no sea así, pero a veces se comporta como si él no estuviera de acuerdo con lo que me hacen, aunque tampoco es como si pudiera hacer algo al respecto.

Liam es muy amable, me gusta mucho su persona, no le importa decir las cosas como son, me encanta compartir tiempo con él ya que es el único que me trata bien, me habla bonito y siempre me saca una sonrisa.

Y para Vinnie todavía es confuso, a veces se porta bien conmigo y otras no, es como si estuviera luchando por hacer lo correcto, pero no olvido que él es la personalidad principal y por ende puede llegar a ser peor.... me imagino como una mezcla de todos y eso en verdad me asusta, no sabría cómo manejarlo.

Ignorando eso volteo mi cabeza hacia los grandes ventanales, la luz de la luna traspasa... por fin el cielo está despejado y limpio.

Mis ojos ya no soportan más estar abiertos. Los cierro lento, por el momento no puedo hacer nada, ya se me ocurrirá algo después para escapar de sus garras y ser libre.

DANGER | Vinnie HackerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora