5 - Las compras

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Emma está manejando, llevo más de 10 minutos untándome antibacterial en las manos.

Vinnie: que exagerado, para eso quieres salir.

―Ya no es como antes, que ni salía de tu habitación, gracias a nuestra psiquiatra he hecho un gran avance ―le aclaro susurrando.

Vinnie: de acuerdo, te creo.

A veces me desespera, pero luego recuerdo como aparecí y lo ayudo en lo que pueda. Ya hemos llegado a casa, se abren las puertas de metal y Emma avanza, mete el hasta el garaje.

―¿Tengo hambre y tú? ―menciona una vez apaga el carro y se estira para tomar las bolsas del asiento de atrás.

―Si, un rico guisado no me caería mal ―respondo, ella sonríe―. ¿Te ayudo?

―No, no te preocupes yo puedo sola ―tiene las cinco bolsas en mano y así se baja del carro.

La imito, pero antes de tocar la puerta saco mi pañuelo, ya fuera del carro, cierro la puerta con un leve empujón. Emma ya ha entrado a la casa, me ha dejado la puerta abierta.

Gracias Osita.

Vinnie: que apodo tan empalagoso.

―Aunque sea yo si le tengo uno ―contraataco y ya no lo escucho más.

Se me dibuja una sonrisa de victoria, pero al mismo instante se me borra al recordar que estoy castigado.

Rayos, maldito Vinnie.

Ya he entrado a la casa y me encuentro subiendo las escaleras, Henry debe estar en su despacho y mi Osita en su cuarto o en la cocina, llego a la habitación, abro la puerta y lo primero que observo es que en el sillón de dos personas están dos bolsas con los útiles.

Wow que rápido.

Cierro la puerta y me dirijo al baño, saco el pañuelo de mi bolsillo y lo lavo, una vez que considero que está limpio lo cuelgo en el toallero. Paso al armario, me quito los tenis y los acomodo en un estante, salgo a la habitación percatándome que huele mal, esta todo desordenado.

Tendré que limpiar.

Vinnie: por favor.

Ruedo los ojos, yo siempre limpio, si no fuera por mi obsesión el cuarto siempre estaría sucio. Empiezo por los útiles encima del sillón que está enfrente de la cama, los llevo al armario ya que ahí Vinnie tiene una mochila, acomodo todo como debe de ir y la cuelgo en un gancho.

Vuelvo a salir del armario, me acerco a la venta, recorro la cortina y abro la ventana, dejó que la luz del sol entre, doy una larga respiración y me volteo, tiendo la cama, recojo la ropa y zapatos del piso, voy por una escoba junto con el trapeador, una vez el piso está limpio, tomo un trapo, lo mojo y lo paso por los burós que están a los costados de la cama, por el librero y los dos trofeos de Vinnie, enjuago el trapo y bajo con todo lo que agarre para limpiar lo dejo en el cuarto de limpieza y vuelvo al cuarto.

Al entrar se respira diferente que la primera vez, satisfecho con mi trabajo, tomo ropa del armario y me dirijo a tomar una ducha, repito todos los pasos de hace rato tres veces, pero esta vez he dejado un poco más rojo el cuerpo y me regañan por eso.

Vinnie: Liam que te dije, no quiero volver a sangrar.

―Ya perdón es algo que no puedo evitar ―digo una vez que ya me he secado el cuerpo y me dispongo a ponerme la ropa que consiste en: bóxer negro, pantalón rojo y camisa blanca.

Vinnie: te perdono solo que eso no significa que no sigues castigado.

Hago un puchero ante la mención de eso, salgo del baño, cierro la venta junto con la cortina y tomó el control de la refrigeración. Aunque te bañes a cada rato no se te quita el calor, la prendo y lo pongo en 16°C, pongo el control en el buro y me tiro boca arriba en la cama.

DANGER | Vinnie HackerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora