DANGER | Vinnie Hacker

10 - Trastornos

Alia

Miro el mapa para ver dónde está la biblioteca y de una vez también la cancha.

Parece un laberinto el camino, espero no perderme. En una placa dice biblioteca. Cuando llego, abro la puerta, la luz en esta estancia es débil, recorro con mi vista alrededor.

El techo es de cristal y está en forma de pico. Hay tres pisos de puros libros, es el paraíso.

―Buenos días, ¿buscas algo en particular? ―suena una voz aguda y débil, volteo a mi derecha, es una viejita. La bibliotecaria.

Me acerco hasta el escritorio sonriendo.

―Amm... co-cosas de la men-mente ―igualmente lo digo en voz baja. Ella me sonríe y se para de su silla.

―Subirás al ala "B" y si no me equivoco es el tercer estante, si no llegas a encontrarlo a los costados están las clasificaciones ―su tono es demasiado dulce, me ha apuntado el segundo piso.

Digo un gracias y me dirijo a las escaleras.

El barandal tiene un diseño antiguo y acaricio con mi mano toda la superficie.

Ya en el segundo piso miro para todos lados, en el lado derecho hay un espacio con sillones y pufs, en lo demás está lleno de estantes los cuales llegan al techo, miro las placas pegadas a los costados y busco mentes o algo relacionado. Encuentro psicología en el tercer estante, me meto al estrecho pasillo y busco el libro.

En mi antigua escuela, me molestaban mucho, siempre era el mismo muchacho, quería saber por qué y busque en la biblioteca un libro que me lo dijera, encontré uno; su título era "Todo sobre la mente", escrito por Adelia Frank.

En ese libro había mucha información, busque y busque hasta que me dirigí a las páginas de comportamientos y ahí encontré lo que buscaba.

Leo los encuadernados, ya me llevé los de mero abajo, toda la línea del segundo y estoy en el tercero, dónde estás Adelia?

Termino de leer la tercera línea y no esta. Empiezo con la cuarta y en el medio lo encuentro. Lo tomo y miro la hora 10:02 am.

Demonios, ¿tanto he tardado?

Corro en dirección a las escaleras y el bajo rápido, pero teniendo cuidado. Llego al primer piso y a grandes zancadas me muevo al escritorio de la bibliotecaria.

―¿Si po-podría ap-apartarme este? ―digo inquieta y un poco fuerte, ella asiente y se lo entrego―. Grac-gracias.

Y con eso salgo de la biblioteca, no podré hacer gimnasia. Pero tengo que decirle a la profesora o profesor el por qué.

Es ahora cuando agradezco tener piernas largas, camino a grandes zancadas y a un ritmo veloz. Consigo llegar a la cancha, las puertas están abiertas, no hay alumnos y solo se encuentra la profesora.

Suspiro acercándome a ella. Se percata de mí y eleva la vista.

―¿Qué hace aquí sin uniforme o no es de mi clase? ―pregunta demandante y seria.

―Si lo so-soy, lo q-que pasa es que no traigo cal-calzado ad-adecuado y...

―Nombre y grupo ―interrumpe y saca una lista.

Estoy en problemas.

―Hunter A-Alia, 6to A ―nunca me ha gustado tartamudear, me hace ver débil. Bueno, eso siempre he pensado y han dicho.

La maestra revisa las listas, mira lo que yo creo que es mi nombre y regresa sus ojos a mí, paso mi cabello bien detrás de las orejas en un acto de nerviosismo.