24 - La policía

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Alia

Dolor.

Eso es lo único que siento cuando mi mente se empieza activar, entreabro los ojos y veo el cuerpo de Vinnie parado al lado de la cama, ya vestido.

Cierro mis ojos e intento volver a dormir para que no me duela.

Oigo balbuceos, mi cuerpo es cargado y llevado a la tina, no sé qué personalidad anda afuera, pero me está bañando con una delicadeza, como si temiera que me quiebre..

No tengo fuerzas, ni para llorar por el dolor. Solo me pongo blanda y dejo que me controlen.

Vuelvo a entreabrir mis ojos y veo cómo Vinnie sale y de manera brusca quita las cobijas de la cama, me volteo como puedo cuando veo manchas color rojo. Ya decía yo que por eso era mi dolor en mi zona.

Estoy vacía, ni triste, ni enojada, ni nada de nada. No le veo la pena llorar, ya no.

—Oh, estas despierta —se escucha una voz, y por lo visto es Liam.

Se acerca hasta mí cargándome, cierro mis ojos ante el picor y pinchazos, quiero llorar, pero ya no salen lagrimas.

Liam me sienta en la cama y como si no tuviera vida me dejo caer en el colchón provocando más agonía, ahora sí un quejido sale de mi boca.

—Te pondré un suéter holgado —creo que Liam sale del armario y vuelve a sentarme—.Solo esto para que no estés incomoda —asiento súper despacio, lo oigo suspirar. Subo mis brazos lento para que pueda ponerme el suéter. Se siente tan cálido y acogedor— Te llevaré a mi habitación mientras limpio la tuya.

Avisa y vuelve a tomarme en brazos, me limito a morder mi labio sano para no quejarme. Bajamos las escaleras y nos topamos un pasillo largo, en el cual hay 5 puertas, Liam entra en la cuarta. Su habitación es color rojo vino, no me fijo en lo demás ya que cuando me dejo en la cama mis parpados bajaron.

—¿Quieres desayunar? —pregunta, niego lentamente— Bueno, duerme o si quieres sal al balcón, hace frío, pero el sol es reconfortante —me sonríe, ya no digo ni expresó nada, finalmente él se va.

Hay una cobija doblada extremo de la cama, con gran dolor y esfuerzo la arrastro hasta mi mano y me tapo para después hacerme bolita.

Sabía que un día como este llegaría, el cual ya no soporto nada y me siento así, ayer en la noche dije que no podía hacer nada, bueno creo que cambie de opinión, el lunes y cuando pueda me escaparé de la escuela e iré a la policía, ya no me importa si voy a la cárcel, él me ha hecho más daño.

Sé que las demás personalidades no tienen la culpa, me gustaría que Jackson tuviera cuerpo propio para encerrado solo a él, lamentablemente las demás son cómplices y también deben pagar.

Nunca antes había anhelado que fuera lunes, solo tres días más y esta tortura terminara.

Podría también culpar a su hermana y Will, porque ellos también lo ayudaron.

Esperare con ansias el día, me comportaré sin vida estos días, dejaré que hagan lo que quieran, al fin y al cabo, ya no podrán hacerlo más.

***

Por fin el día tan esperado ha llegado, estos tres días no me pasó nada. A Jackson no lo volví a ver, me alegra tanto que ya no podrá tocarme.

Estoy en mi penúltima clase, que es química, estaba tan nerviosa y emocionada que el dolor de mi cuerpo ya casi ni lo siento. Termino de contestar la última pregunta, guardo mis cosas en la mochila y me paro con el libro en mano.

Se lo entrego al profesor, firma y anota para después indicarme que puedo salir, la última me toca taller con Ethan, pero no iré. Es ahora o nunca, tengo que ir a la policía.

Sin importarme nada salgo a paso apresurado del instituto y voy a la parada de camion para pedir un taxi. Una vez consigo uno le pido que me lleve a la estación de policía, lo bueno que tenía dinero en mi monedero.

Me siento mal, estoy que me comen los nervios.

***

—G-gracias —digo, le entrego dinero y salgo, un pequeño edificio se asoma frente a mí y los autos de policía alrededor, no sé por qué, pero me siento segura. Así que a paso tembloroso me dirijo a la puerta.

Tranquila, Alia, tú puedes, ya no te hará más daño. Serás libre.

Sonrío esperanzada, entro en la estación.

—Buenas tardes, señorita, ¿puedo ayudarla en algo? —un oficial tras de un escritorio habla llamando mi atención, trago saliva y me acerco hasta él.

—S-si... estemm... ve-vengo hacer u-una den-denuncia —tartamudeo a morir por los nervios y miedo, pero me siento bien cuando termino.

—De acuerdo, ¿por cuál motivo? —saca una libreta y agarra un bolígrafo.

—A-acoso, se-secuestro, gol-golpes y-y... vio-viola... —no puedo seguir, hasta este punto tengo un gran nudo en mi garganta.

—Violación, ¿cierto? —termina el oficial por mí, asiento—. ¿Nombre del agresor?

¿Cuál digo? ¿El de la personalidad principal, no? Sí, ese ha de ser.

—V-Vinnie Ha-Hacker.

Ya, lo dije, es la última vez en mi vida que pronuncio ese nombre, ese nombre que me perseguirá por el resto de mis días en este cruel mundo.

—¿Hacker?, ¿Hacker Foster? —asiento inmediato, el oficial se para y llega hasta mi lado— Bien, señorita, me acompañará a una habitación donde se le tomará su declaración —explica y lo sigo.

Entremos a una habitación donde hay un espejo, una mesa de metal y dos sillas.

—Tome asiento, ahorita uno de mis compañeros vendrá a interrogarla —sonríe con lastima y aunque eso me confunde un tanto, asiento en respuesta.

Él sale de la habitación y tomo lugar en una de las sillas, no puedo creer que lo hice, me siento bien conmigo misma, ya no quiero vivir sola. Espero salga impune de algún delito menor que quiera culparme Vinnie.

La puerta es abierta luego de un largo tiempo, subo mi vista a la cara de la persona que viste casual y quedo petrificada, William entra sonriendo macabro, cerrando tras de sí. Agacho la cabeza sintiendo el miedo puro invadir mi cuerpo, empiezo a hiperventilar y me dan ganas de llorar.

—La verdad no me sorprende que estés aquí —dice serio, intento calmar mi temblor—. Aunque yo pensé que sería... no sé, a las semanas, no después de dos meses —termina y ríe.

No respondo nada. ¿Por qué mi vida es así? ¿Yo qué hice para merecer esto? Sin más lagrimas comienzan a bajar por mis mejillas y mis sollozos se hacen audibles al no poder controlarlos.

—Agh, deja de llorar, ya tendrás mucho tiempo para hacerlo —volteo con él y veo que saca su teléfono, yo niego con la cabeza—, aunque digas que no lo haré y te ira mal... gatita —pronuncia el apodo en un tono juguetón. Aplasta un botón y se pega el teléfono a la oreja, unos segundos y su sonrisa se ensancha—. Hey, hermano.... te tengo una sorpresa.

Mi vista se vuelve a nublar, bajo mi cabeza y la escondo entre mis brazos. Estoy jodida, tengo mucho miedo de lo que pueda hacerme Jackson, debe estar más que enojado. Y lloro con fuerza al oír sus maliciosas palabras, jódete William, espero mueras horrible.

—Ya viene... el monstruo viene por ti.

DANGER | Vinnie HackerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora