capitulo 05

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Tu  que haces aquí? ¿Ustedes se conocen?

Luego de que el chico roba papas, digo sander.

Entiendan era mucho para procesar.

Me confesara que éramos amigos desde la primaria, me sentía más segura, más confiada, más tranquila.

Ya estaba anocheciendo, y el chico me dijo que fuéramos para su departamento a lo que yo accedí.

¡Por fin! A comer.

Mi consciencia ya le pegaba hambre.

Entramos en su bloque y allí en la recepción estaba un chico muy apuesto por cierto,  sentado en las escaleras; era pelirrojo con ojos marrones muy lindos, y unas pecas que adornaban sus mejillas. Estaba sumergido en su celular.

Sander lo llamo. —joe, joe, ¡Joee!.—musitó tratando de llamar su atención.

El pelirrojo subió la mirada, y se encontró con sander y conmigo, su rostro de completa confusión fue notoria, enarco una ceja y se deslizó una sonrisa con ortodoncia en ella.

Nunca me  gustaron los chicos con ortodoncia, pero ese si que le quedaba bien la dicha de tener metal en los dientes.

El chico vio a sander y luego a mi y su sonrisa se ensancho al verme, y me dio una picada de ojo.

—¿Que queréis? —cuestionó el pelirrojo.

Sander tenia una expresión de desagrado.

—que te quites joe, ¿Te quitas? ¿O te quito? —amenazó apretando los puños.

Y yo, estaba allí, al lado de Sander viendo como se cabreaba por el pelirrojo Joe.

Pero hasta  el nombre era lindo.

—hombre, no tenéis que comportar de esa manera —trató de calmar a Sander que sólo quería pasar.

—Pues, quítate de en medio de las escaleras, ¿no ves que queremos pasar y estas en el medio.?

—vale, vale ya me levanto si sois enojón —se levantó y metió su móvil en su bolsillo.

Se dirigió a uno de los departamentos.

Y definitivamente el chico era español, pero que acento más cálido y original su pronunciación era perfecta.

Nos dispusimos a subir las escaleras hasta llegar una puerta  con el numero 13, que era la de el roba papas, entramos y lo primero que noté fue el olor a hombre y papas con salsa, que no se de donde provenía.

Noté que había 4 personas, estaba  un chico en la cocina bebiendo un vaso de agua, otro estaba en una esquina con otro jugando piedra papel o tijera, y en el sillón estaba alguien encorvado en posición de flor de loto y entre sus manos estaba un control de videojuegos y a su frente estaba la pantalla del televisor, con un  juego de matanza.

El clichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora