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Leanlo lo necesitan.
Y luego actualizaré ya para semana Santa.
Virgen...
Sus labios sabían a Ron, siempre sabían asi. Y lo peor que me encantaba que sabieran de esa manera. Su mano navegó por mi espalda haciendo que nuestros cuerpos se encontrarán muy cercanos, sus besos tenían urgencia en cada momento más, no podía sentir mis piernas en ese momento. Lo necesitaba tanto, pero tanto. Esa urgencia en cada beso. Su mano comenzó a subir por mi blusa hasta mi sujetador comenzando a desabrocharlo, y eso iba demasiado rápido.
—Sander... No, aquí no —murmure algo desestabilizado mi cuerpo, mi cabeza y mi cuerpo no iban por el mismo camino.
—No digas nada —se separo de mis labios y quito el suéter de mi mano dejándolo en un lado de la sala. —... Sólo, quiero borrar lo que pensé cuando saliste del departamento de ese idiota, jaz no quiero pensar más en que otro te tocó—volvió a besarme con Tanta urgencia, pero no eran besos rudos. No, eran lentos y juguetones.
—Sander. ¿Sabes?.. No soporto tus cambios de humor repentinos, eres demasiado bipolar —tomó mis manos y las puso alrededor de su cuello.
—No se que me pasa, pero esto es tu culpa, despiertas cosas en mi que ni la mujer más bella en el mundo a podido hacer —bajo su mano de mi espalda y comenzó a caminar en retroceso dirigiéndome con el hasta el sofa.
—Ujumm...—dije en un gemido de placer, ya todo mi cuerpo estaba palpitando.
El se sentó, en el sofa abriendo sus piernas un poco, quedé parada en medio de la mesita y el. No sabía que hacer. Ósea estaba consciente de lo que iba a pasar, pero tenía miedo.
Voltie a ver la mesita y vi la botella de Ron y unos dibujos sin terminar, su talento era impresionante, trazos tan delicados, la manera en como estaba esforzada cada línea, como se podía apreciar todo, era increíble que el tuviera un talento tan maravilloso, debía ser artista en vez de un chico universitario común.
Tomé la botella y bebí un gran trago, necesitaba calentarme un poco para no estar tan consciente de lo que iba a pasar.
Deje la botella en su lugar y sander sólo me veia algo inexpresivo, pero que hombre más raro. Pero no me importó su mirada y sólo me quedé viéndolo fijamente relamiendo mis labios, y ya mis manos estaban sudando de los nervios.
«¿Te bañaste bien?»«Dime que te pusiste ropa interior decente»
Mi mente estaba procesando cada parte de mi cuerpo, para ver si estaba acorde a la situación que me encontraba. El lugar estaba muy iluminado para mi gusto.
—entonces....—murmure poniéndome completamente roja.
—Quítate la blusa —demandó inclinadose hacia delante.
—No se...
—Sólo hazlo jaz, no me importa si tienes pena —me veía de una manera distinta, con seguridad, la que me faltaba a mi.
Las inseguridad de que no le gustará lo que vería me daba terror, no quería que se arrepentiera, que me juzgará por mis curvas, por mis estrías, por todo lo malo que tenía mi cuerpo. No quería ser rechazada por lo que era. Ese momento de inseguridad lo hemos tenido todas, todas hemos querido desaparecer por no tener el estereotipo como lo exige la maldita sociedad, como debes ser o como debes vestir. Eso me mataba cada segundo.
Comencé lentamente subiendo mi camisa, dejando ver mi sujetador azul de encaje, no pensé que alguna vez lo utilizaría, me lo regaló scar un día que comprobamos ropa interior, dijo que la necesitaría al llegar a la Universidad. Jamas pensé que fuera sido tan pronto.
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El cliché
Teen FictionJazmín es una chica que recién llegaba a la facultad a vivir experiencias nuevas. Y si que las vive. Y se cruza con algo que la hace vivir momentos inolvidables, que apreciará por el resto de su vida. ¿Pero será como todo un cliché? Esta es la hist...