El cliché

capitulo 18 parte (II)

Cine.

Después de comer una increíble pizza, con sodas y papistas fritas, ya estábamos en el cine, en los últimos asientos. Porque llegamos tarde. En conclusión, veíamos    una película terror.

 —¿Por que elegiste una película de terror?—cuestionó algo incrédulo.

Su brazo estaba alrededor de mi hombro, sólo nos separaba la rendija del  asiento.

—Porque son las mejores, —susurré.

No quería ser sacada  del cine. Por eso hablaba de esa manera.

El sólo bufó y se inclinó  un poco en el asiento. Acercó  su brazo por encima de mi cuello, haciendo que un pequeño sobresalto se hiciera presente de parte mía, puse  mi cabeza en su hombro y me dispuse a ver  la película, sin más, sólo verla.

Pasaron unos largos minutos, en los cuales no dijimos nada. Absolutamente nada, sólo ver la película. Cuando en uno de esos largos y eternos minutos de observarlo un par de segundos, Carraspeó la garganta. Y sólo podía ver su cuello, su garganta. La manzana de Adán. Creo que era muy observadora para mi gusto, pero sólo puedo decir que Sander tenía una garganta muy atractiva. «y si pusiera mi mano en su garganta...»«jaz deja de pensar atrocidades».

—¿Que tanto me ves?—cuestionó San sacándome de mis pensamientos turbios.

—Nada, nada —negué con la cabeza.

El sólo se detuvo a verme por unos instantes, su mirada era traviesa y algo indiscreta. Una sonrisa de lado se hizo presente en su rostro, sólo quería  darle un beso. Pero no, tenía que tener algo de dignidad. El no me quería cómo yo a el y eso era mas que obvio, me podía tratar bien en ocasiones, como su amiga o lo que fuera. Sus comportamientos eran difíciles de entender, ¿Como entiendes a una persona así? «creo que no se puede entender»

Mi mente concordaba conmigo, era difícil tratar con una persona que no sabía lo que quiere  en su jodida vida, porque si lo ponemos en una perspectiva distinta. ¿Sander sentía amor por mi? ¿O simplemente quería sexo?, Si fuera querido sexo solamente, no me hubiera invitado a salir con el. Pero... Si sólo. ¿Quería quedar como amigos y hacer las paces?'

Me iba a volverme loca.

 El deslizó su mano, sin avisar. Porque con el no se necesitaba recibir una petición. Su mano izquierda que estaba libre, se sumergió por entre mis piernas, acto siguiente consiguiendo una mirada de confusión de mi parte. Quería replicar, pero seria inútil hacerlo cuando sabíamos perfectamente que tenía a un experto en hacerme llegar al límite con tan sólo tocarme.

Apretó mi muslo haciendo que mordiera mi labio inferior para no soltar ningún tipo de ruido de mis labios. Cada vez que el tocaba mi piel era sentirme en la puta gloria, sentir sus manos, en cada parte de mi cuerpo. Era lo único que pensaba en ese momento.

Comenzó  hacer un pequeño camino por entre mis piernas, exitosamente llegando a mis bragas. Abrí un poco las piernas. Aún que me dolía un  poco por lo de el día anterior, pero aguantaría lo que fuera si era para recibir un orgasmo de parte de el.

Sólo me quedaba viendo a su garganta, y  las ganas que tenía de tocarla. Observando su mandíbula tensa por la película, su mirada estaba fija en ella. Y no se limitó  a verme ni de chiste, pero su mano era la que atendía mis necesidades no su mirada.

Entre abrí los labios cuando sentí que retiró mis bragas dejándolas de lado e introduciendo la yema de sus dedos, que acariciaban deliciosamente mi clítoris, me gustaba demasiado y no puedo negar que con tan solo hacer eso. Ya me llevaba a mi límite.

Una de mis manos acaricio su garganta, es que, tenía esa extraña necesidad. El no se inmutó en voltear y para mi fue más fácil acariciar su cuello, pecho y subir hasta su mejilla y dejar un beso húmedo en ella. El metió uno de sus dedos en mi intimidad, y con mi mano tape mi boca para no soltar un quejido. Ardió porque no lo negaré, pero se sentía bien cuando metió otro dedo y entraba y salía con una agilidad, que me llevaba al límite. No podía articular ni mínima palabra que no fuera para balbucear cualquier estupidez.