27| Traiciones Y Corazones Rotos

704 64 5
                                    

Rose Collins.

No logré dormir y decidí aventurarme por el edificio hasta llegar a la azotea, para mi alivio, no había nadie más que yo aquí. Me senté cerca del borde del edificio y observé las pocas estrellas que se podían ver en el cielo, las palabras de Ryan se mezclaron con las de Eros haciendo que mi corazón se acelerará al igual que mi respiración. Intenté controlar los latidos pero no podía hacerlo, siendo una chica de dieciocho años que sólo tuvo un novio –el cual tampoco fue una relación sana–, esto me parecía demasiado dramático y catastrófico.

Debía admitir que por un momento consideré la idea de rechazarlos y regresar a Francia, pero no soy una niña y tampoco puedo actuar como tal. Los quería a ambos, después de todo, me crie con ellos pero jamás esperé que nuestra relación traspasará los límites de la amistad. Al menos con Eros sí lo pensé pero era una niña y... Lo besé hace menos de veinticuatro horas. No podía engañarme. Tenía preferencia por el maldito y estaba segura que los chicos lo notaron, después de todo, siempre fui demasiado obvia cuando se trata de Eros.

Es el típico primer amor de cualquier chica: lo conoces, se hacen amigos, te enamoras pero él no y luego te rechaza. Así fue hasta ahora y esperaba que esa línea temporal no se alterará, pero sucedió y ahora debía tomar una decisión. Sin embargo, tampoco tenía tiempo para una relación ya que mi vida corría riesgo, la de mis conocidos y familia también. Lo único en lo que debía concentrarme era en salvarlos y salvarme.  

Mamá siempre me dijo que admiraba mi fuerza de voluntad, supongo que es algo que cree por mi propia cuenta a medida que crecí. No podía permitirme una distracción basada en amores que quizás eran temporales, nuestras vidas estaban en riesgo y debíamos mantenernos a salvo. Los chicos se enamoraban todo el tiempo, Sean me lo confirmó e incluso yo conocía el tipo de corazón que tenían. Estaba segura que eso a lo que ellos llamaban "amor" era una simple atracción después de años sin vernos.

Sí, era eso.

Me tensé cuando la puerta se abrió dejando ver a mi padre quien sonrió al encontrarme, se acercó a pasos lentos hasta sentarse a mi lado. Me percaté que tenía un arma en su cintura pero él la cubrió con su saco negro, sus ojos cafés se posaron en el horizonte mientras dibujaba una sonrisa en sus labios. Mantuve mi atención sobre él y aquello pareció causarle gracia ya que soltó una pequeña risa.

— ¿Qué haces despierta en plena madrugada? Debes dormir.

— No puedo hacerlo.— respondí encogiéndome de hombros.— Tú también debes dormir.

— No puedes mandarme a dormir, Rosie.

— Sí puedo hacerlo, eres mi padre y quiero que goces de buena salud.— lo regañé.

— Prometo irme a dormir luego de hablar contigo, cariño.— se retractó y suspiré.— ¿Cómo ha estado todo durante mi ausencia en tu vida? Es decir, tu vida con los chicos.

— Bien, ¿A qué viene esa pregunta?

Suspiró.

Analicé sus movimientos y claramente estaba nervioso, llevó su mano al cuello para rascarlo y enderezó la espalda inconscientemente. Mi corazón se detuvo por unos segundos cuando comprendí hacía donde iba la conversación, oh no, no me gustaba hablar de esto con él. En especial, porque me sentía extraña cuando lo hacía. Mamá era la única que conocía ese lado de mi vida a la perfección.

— Yo también fui adolescente y también fui un chico enamorado, a lo que me refiero es, ¿Qué sucede entre Ryan, Eros y tú? Porque esa discusión que tuvieron abajo no fue por su seguridad, fue por algo interno.

Pequeño Demonio: Enamórame ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora