Rose Collins.
Miramos hacia ambos lados de la calle antes de cruzar, para nuestra suerte, el paraguas nos cubría a ambos. El edificio frente a nosotros era un poco más pequeño que el de la empresa de mi tío, las paredes estaban cubiertas por ventanales a partir del segundo piso para arriba; sin duda alguna, su arquitectura era moderna. Al ingresar, mis ojos pasaron por la recepción hasta detenerse en una mujer vestida de falda y camisa violeta pastel, era pelirroja y sus ojos de un bonito tono verde.
— ¿Señorita Collins?.— preguntó amablemente y asentí, un poco atontada por su tono dulce.— Sígame, el señor está esperándolos en su oficina.
Miré a Foster quien asintió y ambos la seguimos hasta el elevador, por alguna razón, ella se veía nerviosa. Era más alta que yo pero no más que Foster, me preguntaba si ella realmente conocía a qué se dedicaban en este edificio o sólo era una pasante. Un golpe en el brazo me hizo girarme hacía mi amigo quien la señaló con la cabeza.
— ¿Llevabas mucho tiempo esperándonos?.— preguntó casual.
— Oh no, sólo unos minutos.— respondió ella moviendo sus pies.— El director me dijo que estaban en camino y decidí esperarlos abajo.
— Lamento haberte perder el tiempo en este tipo de tareas, es que nunca antes vinimos a la empresa y no sabemos guiarnos.— me apresuré en decir a lo que ella sonrió.
— Tranquila, sé por experiencia propia que es muy difícil perderse aquí.
Las puertas se abrieron dejando a la vista un piso con pequeñas oficinas, el aroma a café me inundó al igual que el sonido del llamado telefónico, fruncí el ceño mientras seguía a la mujer. Finalmente, llegamos a la puerta negra donde residía el director de la empresa, ella se detuvo a varios metros de distancia y miró el título con desagrado.
— Es aquí, pueden tocar y él los atenderá.
— ¿No vas a entrar?.— preguntó Foster.
— Mhm, no, tengo otros asuntos por resolver.— se excusó con nerviosismo y vi que mi amigo iba a refutar pero intervine.
Estaba claro que no quería pisar esa habitación ni aunque se lo rogaran.
— Muchas gracias por traernos, eres muy amable.— dije con una sonrisa y su rostro se iluminó.— De aquí en adelante podemos estar solos.
— Si necesitan mi ayuda otra vez no duden en llamarme.— se despidió.
— ¿No creés que actuaba un poco extraño?.— susurró Foster.
— Sí, es cierto.
Nos volteamos hacia adelante y golpeamos la puerta, unos pasos se oyeron hasta que esta se abrió dejándonos ver a nuestro tío Max, no era oficialmente un tío pero ambos lo veíamos como parte de nuestra familia. A pesar de los años, seguía viéndose joven y manteniendo esa expresión de niño travieso de la cual mamá siempre se reía. Sus ojos parecieron destellar en alegría cuando nos vio, su cabello estaba acomodado hacia un lado y supuse que se esforzaba en mantener una buena impresión para sus empleados.
— Oigan, que alegría verlos, chicos.— comentó mientras se hacia a un lado para dejarnos pasar.— ¿Quieren algo? ¿Café o un té? ¿Vinieron solos?
— No... Una mujer nos dejó aquí y dijo que la llamemos por si necesitábamos algo.— respondí con una sonrisa.
— Muy bonita, por cierto.— halagó mi amigo con las manos en los bolsillos.
— Mhm, ya veo...— susurró Max con el ceño fruncido.— Como sea, ¡Qué guapo te has puesto, Foster! Y mira esos músculos, debes tener muchas mujeres haciendo fila.
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Pequeño Demonio: Enamórame ✔
RomanceDos corazones que latían al unísono desde la infancia, estaban destinados el uno al otro pero la vida nunca está de acuerdo con el destino. Eros Loughty, un chico con una sonrisa increíblemente atractiva que podría deshacer tus barreras con una mir...