18| Bajo Llamas

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Maratón 3/3.

Rose Collins.

Era miércoles por la noche y las dos estábamos frente a un callejón oscuro, las bolsas de basura estaban rotas y dispersas por el suelo así como el mal olor se esparcía por toda la zona. Miré a Victoria quien apretaba su gas pimienta como si su vida dependiera de ello, decidimos que encontrarnos aquí sería lo más sensato teniendo en cuenta que vivo bajo el mismo techo que los chicos.

— ¿Me dirás la maldita razón por la que estamos aquí?

— Eros es dueño de un club, gana mucho dinero y personas ricas asisten a él.— confesé captando su atención.

— ¿Quieres decir que te sorprende que tu amigo sea millonario? Escucha Rose, en el mundo existen personas talentosas que ganan dinero como si no hubiera un mañana.— comenzó a decir.— Entiendo que te espante la idea pero son los preferidos de Dios y...

— No es eso, Vic.— la corté.— La otra noche estaban discutiendo entre Ryan y Eros debido a un negocio que hicieron y al parecer fue con una persona equivocada, incluso hablaron de matar a alguien.

— Tal vez te querían asustar por chismosa.

— Victoria, ¿Por qué razón tendría un club y querría matar a alguien teniendo veintiún años? ¿Me dirás que te parece muy lógico todo eso?

— ¿Sabías que ese tipo de acusaciones pueden llevarte a la cárcel?

— Lo sé y por eso vinimos a investigar.

— ¡No estás en un puto policial! ¡Esto es la vida real y si tu amigo está metido en cosas raras debes llamar a la policía para que se hagan cargo!

Era cierto, ella tenía razón. Si ellos se habían involucrado en lo que pensé, deberíamos llamar a la policía y delatarlos como civiles que somos. Pero hacer eso significaría sacrificar a mis amigos, por un lado se lo merecían ya que ellos mismos se metieron en problemas pero por otro lado me aterraba la idea de estar en lo cierto. Quería equivocarme, deseaba que todas mis acusaciones fueran producto de mi imaginación y que todo siguiera como hasta ahora.

— Vamos, se nos hace tarde.— soltó Victoria tomando mi mano para regresar a la casa pero entonces lo vi.

El coche blanco de Ryan.

En un rápido movimiento, me escondí junto a mi amiga detrás de una de las paredes que había en el callejón y tiré de su mano para seguir el coche a unos metros de distancia. Me percaté que ella aferró nuestro agarre y la miré sobre mi hombro con una ceja alzada.

— Cállate y síguelo.

Asentí.

Nuestra persecución en la oscuridad no duró mucho tiempo ya que Ryan aparcó a unos metros de distancia, diría que el club estaba vacío pero habían varias camionetas negras y el coche rojo de Eros en el estacionamiento. Un extraño temblor sacudió mi cuerpo y Victoria se asomó por la pared para poder ver mejor.

— Podríamos ir por el costado.— sugirió.

— Debemos esperar a que se vayan.

— ¿Y cuánto tiempo creés que estarán? No podemos estar toda la noche en un sitio como este.

Uno de los hombres salió del club con cajas y fruncí el ceño al ver que Eros estaba señalando dónde dejar cada cosa, Ryan apareció del otro lado anotando algo en su móvil mientras que las camionetas se ponían en marcha para irse. Ambos chicos volvieron al interior del club y mi amiga tiró de mi sin aviso alguno, corrimos hasta llegar al lado izquierdo del edificio donde habían contenedores de basura que nos permitían acercarnos unos metros más a la ventana.

Pequeño Demonio: Enamórame ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora