Capítulo 26

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Erika sólo abrió las cortinas de par en par, mientras miraba con enojo al joven azabache.

-Despierta idiota, ¿hoy no es tu cita?

-Sí, ¿por qué?, No es como si quisiera ir hoy, tengo cosas más importantes que hacer, ¿sabes?, es más- dijo el chico con una ceja levantada- ¿Cómo diablos sabes de mi cita de hoy?

-Por diversos estados en tu muro de Facebook- dijo la mujer- Pero no cambies el tema, ¿qué es más importante que una cita?, ¿qué es eso tan importante?

-Mi concurso de dibujo en la expo de la Plaza Ichiraku, me inscribir ayer apenas me confirmó Melodi la cita.

-Imbécil, ¿citaste a esa chica para dejarla plantada?- preguntó la mujer con una vena en la frente.

-Sí, ¿y?

-¿Acaso no piensas en cómo se sentirá ella cuando no te vea llegar?

-No lo pienso, lo sé, y por eso no iré mamá, deja de molestarme por favor- Gruñó el chico mientras se tapaba con las cobijas.

La mujer respiró profundo, y en vez de reprenderlo...

-¿Pasó algo hijo?- preguntó la mujer con voz suave.

-Nada especial madre, sólo deja de fastidiarme- comentó el joven con más enfado.

-Hijo, si pasó algo necesito que me lo digas ya- comentó la mujer- Me tienes muy preocupada.

-No pasa nada de lo que no estés enterada, ve con papá a seguir jugando a la empresita- comentó el muchacho de forma despectiva.

-Mira hijo, sé que no hemos tenido tiempo para ti, pero es porque estamos muy ocupados en la empresa para darte un buen futuro.

-Oh claro, y seguramente también está dentro de mi buen futuro ser el heredero, ¿no es así madre?

-Tu abuelo quiere que así sea.

-¿Y te has puesto a pensar en qué es lo que quiero?- preguntó el chico enfadado mientras se levantaba de su cama.

-B..bueno... creo que sí...

El chico sólo se dirigió a su armario con cansancio, abrió las puertas para buscar algo en el suelo.

-Ajá, aquí está- dijo el chico tomando aquel objeto que buscaba.

Su madre abrió los ojos con sorpresa al ver la botella de alcohol en las manos del joven Katekyo.

El chico no se inmutó, sólo dio un par de tragos, vio la etiqueta para volver a dar otros dos tragos.

-Por el alcohol- se dijo el chico levantando la botella como su fuese un trofeo- La causa y la solución de todos nuestros problemas.

-Kyoto... Por favor no...

-Toma asiento y guarda silencio, porque por primera vez en tu vida vas a escuchar lo que tiene que decir tu hijo- exclamó el joven viendo con enfado a su madre.

La mujer obedeció, sintiéndose sin derecho de decir algo sobre las actitudes del joven azabache.

-Ok mamá, empezaré por decirte que, si no recuerdas o no prestaste atención, hace casi un mes te dije que no iría a la cena "familiar"- dijo el chico con sarcasmo.

-No recuerdo que...

-Bien, entonces esa tarde-noche me fui a un restaurante elegante, con música jazz de fondo, había comprado un lindo obsequio, llevé mi guitarra.

-Entonces por eso no pudiste ir a la cena, perdón hijo, si necesitabas algo pudiste decir...

-Te lo dije, pero la señora estaba más ocupada atendiendo una llamada- dijo el chico apretando los puños.

Gemelas que Eran DiferentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora