Capítulo 28

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-Ah, extrañaba este lugar- dijo el chico con calma mientras veía los detalles de la madera.

-Las escrituras están aquí, aquí hay tres juegos de copias, y el último pagaré, la casa es tuya, Kyoto.

-Muchas gracias, Kakuzu-san, lamento no haber arruinado sus planes con esta casa.

-Sólo agregaste unas cifras más a mi cuenta bancaria- dijo el adulto- Soy un empresario ocupado y esta casa sólo era un gasto terrible para mí.

-Oh, bueno, gracias por la venta y por el precio, me gustaría verla.

-Puedes verla lo que quieras, mocoso, aquí está la llave, ahora deja de molestar.

El adulto cerró la puerta de trancazo, dejando al azabache algo consternado.

Al entrar, la vio como un sueño hecho realidad.

Una sala espaciosa junto a un comedor amplio y la cocina estaban a primera vista, se adentró más para encontrar una piscina techada, no era muy grande, pero al menos podrían caber, fácil, unas 20 personas.

-Alcanza bien para una fiesta pequeña- dijo el azabache.

Subió unas escaleras de madera que conducían al segundo piso, y la vista no podía ser menos asombrosa.

Unas cuatro habitaciones en el segundo piso, divididas por un pasillo de considerable tamaño, además de un gran despacho que bien podía fungir también como biblioteca además de un estudio creativo, para su gran pasatiempo que era el dibujo.

Una de las habitaciones tenía una hermosa terraza que daba al campo, respiraba aire fresco, se alegró en ese momento de haberse adelantado a comprarla.

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-Lo siento, ya vendí aquella casa del campo- dijo una voz masculina por el teléfono.

-Creí que tendríamos un acuerdo- gruñó Melodi enfadada.

-Los negocios no son de acuerdos, son dinero, alguien se te adelantó, si me hubieses hablado para pagarme al contado, habría un acuerdo, pero ahora no, ya la vendí.

-Maldito seas Kakuzu- gruño la chica con furia.

-Lo siento pequeña, no es nada personal, sólo negocios- y el hombre colgó.

Melodi dio una pataleta terrible desde su cama, aún estaba acostada, y Kakuzu tenía razón, le había comentado que alguien más estaba interesado en aquella casa de campo, y ella no hizo nada más que esperar si pasaba un milagro.

De repente se levantó de la cama, empacó un poco de ropa, y comenzó a pasear por la casa.

No tenía nada que hacer ese día, pues Hinata había salido nadie sabe dónde, Hanabi iría con Hiashi y Miyaah al evento de aniversario de la empresa, reunión a la que se negó a ir pues también iría Neji Hyuga, y lo que menos le apetecía era verlo a él.

Por otro lado, Kyoto no la había citado a ningún lado, aunque no es como si ella asegurara cada cita a la que iría, así que comprendió que el muchacho no la citase a ningún lugar bonito, agradable, romántico.

Como último recurso, fue el ver la casa que había vendido el hombre con el que tenía acuerdo, si lograba convencer al nuevo dueño de la casa, podría comprarla, aunque sería duro ya que si el nuevo dueño la había comprado era porque le gustaba mucho.

-No hay peor lucha que la que no se hace- dijo la chica con decisión mientras salía.

Dejó una nota en su habitación, salió de su casa hacia la estación del tren, en el tren de lujo había algunos dormitorios de clase alta, así que compró el boleto más caro, sólo de ida por alguna extraña corazonada.

Gemelas que Eran DiferentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora