Capítulo 11: ¡Ay! No todo es cómo lo esperaba

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Katniss POV

Me desperté porque mi celular no paraba de sonar.

¡Maldición me había quedado dormida!

Debía ser papá, no le podía contestar. Hacía frío así que me puse el suéter y salí de la cama. Peeta se revolvió, empezaba a despertarse. Ya era de noche.

Tenía 5 llamadas perdidas del gran jefe. ¿Qué hago? Papá debe estar en casa, no podía llegar desde aquí.

Le llamé a Finnick, sólo él podía ayudarme a salir de ésta.

—Finnick Odair, dios del sexo— me contestó haciéndome sonreír.

—Hola guapetón ¿dónde estás?— rogaba porque esté libre para ayudarme.

—Mejor no te digo Katniss ¿que necesitas?

—Una coartada. Por favor, estoy en aprietos...

— ¿Con quién?— escuché su carcajada.

— ¡Que te importa! Ayúdame, anda... y te deberé el favor— rogué.

—Bien. ¿Qué necesitas?

—Le llamaré a mi padre y le diré que estoy contigo... ¿puedes hacer lo mismo?

—Ok. Pero te va a costar...

—Lo que quieras...por favor.

—Bien, le diré que estamos en... ya sé, cenando en casa de Boogs. Después que le llames yo lo haré ¿De acuerdo?

—Ok. Está bien.

—Le diré que te vendré a dejar en una hora. Espero que regreses a tu casa pronto... estaré fuera con mi auto, ya estaba por regresar a la mía de todas maneras.

—Gracias eres un sol— sonreí.

—No. Solo son negocios baby— soltó una carcajada y colgó.

— ¿Con quién hablabas?— preguntó Peeta tomando mi cintura, yo no tenía nada más que su suéter, así que me estremecí.

—Con el vanidoso de Finnick, necesito una coartada... no puedo llegar así nada más...y menos desde aquí... Espera— le llamé a papá que pareció complacido de saber que me encontraba con el chico que me había recomendado salir.

Así que teníamos una hora...

— ¿Necesitas algo preciosa?— Peeta besó mi hombro y volví a sentir muchas ganas de repetir lo que habíamos hecho.

—Si— lo tumbé de nuevo a la cama. –Tenemos un poco de tiempo, necesito mucho cariño— me acurruqué en su pecho mientras que él acariciaba mi espalda.

Quise hacerlo otra vez pero me ardían un poco mis partes, así que desistí. Me alegré que apenas dos días atrás terminó mi periodo sino estaría jalándome de los cabellos por no habernos cuidado. De todas formas algo debía hacer, no quería tener un bebé, era muy joven y menos con alguien que ni siquiera puede pagarse un pasaje aéreo.

Media hora de besos y caricias no fueron suficientes. Debía repetir lo de hoy, muchas veces más. Pero no podía dejar que fuera tan importante, esto es una aventura, una muy grande, quizás cuando sea adulta o muy viejita recordaré al jardinero como "la época en que perdí la cabeza".

Y Johanna iba a matarme si no se lo cuento. Aunque sí creo que armará un drama porque haya sido mi jardinero a quien le di el tesorito. Reí por dentro al recordar aquella expresión estúpida que ella usaba para hablarme de mi virginidad.

Sentí mi cuerpo sudoroso, con un peculiar olor a sexo.

—Peeta debo darme un baño, no puedo llegar apes... oliendo a esto— casi le digo algo feo, debía cuidar mi vocabulario, normalmente soy directa y no me ando con rodeos, digo las cosas por su nombre. Y había un olorcito medio raro. A mí no me parecía tan malo pero seguro mi padre lo podía identificar.

Historia de un Jardinero - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora