Capítulo 31: Nueva vida

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KATNISS POV

El padre Plutarch no era cómo me lo había imaginado. Tenía el cabello totalmente blanco y una prominente panza. Yo creía que era un viejecito dulce pero parece un agente secreto encubierto, bastante subido de peso. Tiene ojos penetrantes, parece que puede leer tu mente.

Llegamos después de la hora de comer, nos estaba esperando.

Es la primera vez que entraba en el orfanato. Tal como había imaginado era un lugar deprimente, la pintura de las pareces se salía a trozos en la base. El olor de desinfectante barato casi me ahoga. Pasamos cerca de unos baños. Peeta dijo que cuando terminemos de hablar me presentaría a su familia, sus queridos hermanitos.

La verdad, a pesar de mi buena disposición no podía hacer que me guste el lugar, qué bueno que Peeta me prometió que por nada del mundo viviríamos aquí. No me imagino lavándome en esos baños viejos y sucios.

—Me has decepcionado— concluyó el sacerdote cuando Peeta acabó de contarle lo que pasó. De cómo nos enamoramos, mantuvimos nuestro romance durante unos meses y cómo fue echado de mi casa y descubiertos luego por mi padre.

—Lo lamento padre, estoy consciente que le he mentido. A mi favor sólo tengo mis sentimientos.

—Te envié a trabajar a casa de mi amigo Frank. ¡Peeta porqué!— se recostó en su asiento, temía que en cualquier momento esa silla cediera y el padre con toda su santidad se desparrame en el piso.

—Nos enamoramos— dijo mi novio tomando mi mano. –Y para eso no hay un porque— los ojos de águila dentro del cuerpo redondo del padre se fijaron en mí. Estaba seria, no tenía intenciones de rogarle que me perdone, yo no le hice nada. No le debo explicaciones a este hombre.

— ¿Lo amas?— me preguntó sin rodeos. Le sostuve la mirada sin parpadear.

—Si— dije con firmeza. Peeta tomó mi mano. ¿Qué es lo que quería? No tengo que confesarme o algo así. Acabo de conocerlo, mi vida personal es privada.

— ¿Y qué van a hacer? Frank Everdeen está furioso contigo, quiere a su hija de vuelta y lejos de ti. He intentado razonar con él, la noticia me tomó por sorpresa, al menos pudiste tener el detalle de hacerme participe de tus cuitas— se queja.

— ¿De sus qué?— Miro a Peeta intrigada.

—Nuestros secretos— me susurra mi novio.

—Vuelvo a preguntar ¿qué piensan hacer?— se cruza de brazos.

—Vamos a mantenernos juntos— dice Peeta.

— ¿Sin casarse?— la mirada del padre me intimida. A él que le importa, parece un juez no un hombre de religión.

—Lo haremos cuando el señor Everdeen bendiga nuestra unión— miro a Peeta, me gusta su entusiasmo pero podemos sentarnos a esperar la muerte antes que mi padre de su brazo a torcer.

— ¿Y mientras tanto? ¿Van a vivir así?— nos mira cómo si fuéramos dos pecadores. Quiero irme de aquí, no vine a que un hombre con sotana me juzgue.

— ¿Usted nos casaría?— pregunto. Los dos me quedan mirando.

—Aunque nada me daría más gusto, no puedo— mira su escritorio. Ah, ahora es el quien no tiene soluciones. –Frank es un gran amigo, él debería estar presente entregando a su hija. Si yo los caso, él no me lo perdonará.

—Peeta y yo estamos viviendo juntos y continuaremos así. Si más adelante decidimos casarnos, será cosa nuestra— siento las manos de mi novio presionando con más fuerza. ¿Quiere que me calle?

Historia de un Jardinero - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora