Capítulo 2: Empezando a conocernos

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Katniss POV

Caminamos un trecho sin decir nada, a lo lejos vi el bosque, era mi lugar feliz en la tierra, con árboles frondosos y muchas flores silvestres. Un lugar a dónde iba a pensar, mi refugio cuando estaba triste.

El día que mamá murió me subí al árbol más grande que encontré, me abracé a él y lloré por horas. De allí que este bosque me traiga tantos recuerdos.

— ¿Vas a vivir aquí o sólo vendrás en el día?— le pregunté a Peeta, sabía que en la parte más alejada de la casa, había una pequeña cabaña abandonada que fue de un guardabosques pero cuando mi papá compró el terreno le puso cercas. Hacía mucho tiempo que solamente contrataban jardineros para trabajar de día.

—Su padre... tu padre me permite quedarme, no tengo dónde vivir, me quedaré aquí— dijo con algo de tristeza.

— ¿Has visto la casita del bosque?— pregunté corriendo hasta llegar a mi árbol favorito.

—La reparé ayer, pero aún tiene muchos agujeros en el tejado. De cualquier forma será bueno vivir allí—sonrió, parecía tan inocente. — ¿Llueve mucho en el invierno?— preguntó.

—Sí, parece que el cielo se va a caer – solté una carcajada al ver su expresión asustada. — ¡No es cierto!— aclaré. –No llueve mucho. Hace frío pero hay inviernos en los que no cae nieve.

—Se parece al clima en Louisville— sonrió.

— ¿Eres de allí?

—No. Pero allí me crié la mayor parte de mi vida— sonríe al recordar. ¿Tendrá familia? ¿Hermanos?

— Peeta... ¿Crees que podrás plantar más flores aquí?— pregunté, siempre había querido que esta parte de la casa tuviera más color, había un pequeño claro donde me gustaba recostarme a pensar.

—Las que quieras. ¿Te gustan los narcisos, las petunias?— preguntó.

—Quisiera flores silvestres, de esas que crecen en el bosque, antes habían pero hace tiempo un jardinero trató de plantar tulipanes y removió la tierra, nunca más crecieron — suspiré recordando lo bonito que era este lugar cuando era niña.

—Me encargaré de ello, tendrás tus flores silvestres— sonrió.

Caminé un poco mirando lo mucho que habían crecido los árboles. Hace tiempo que no vengo a esta parte de la casa, me paso el día vegetando en la piscina o escuchando música en mi habitación, cuando no salgo con mis amigos. En lo alto de un árbol divisé una rica y jugosa manzana, se me hizo agua la boca mirando aquella fruta pero hacía años que no trepaba en un árbol, ya no creo que pudiera aunque lo intentara. Creo que tendría que quedarme con las ganas.

— ¿Quieres que la baje?— Peeta se dio cuenta que miraba la fruta.

—Puedo hacerlo yo misma— dije altaneramente.

En lo que me metía, además con esta falda dudo mucho que pueda subir sin que se me vea el alma. Hice el ademán de pretender trepar pero escuché a lo lejos que me llamaban.

Era la voz a Madge.

—Creo que te buscan— dijo Peeta. Mi celular empezó a vibrar. Lo saqué de inmediato y contesté.

—Dime Madge— era el número de la casa.

—Señorita, el joven Marvel la busca— otra vez Marvel aquí, ¿Cuándo iba a entender que no me gustaba? Era una tortura tener que soportar sus visitas, sólo lo hacía porque mi padre tenía muchos negocios con su papá sino yo misma lo sacaría a patadas.

Historia de un Jardinero - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora