CAPÍTULO 12: No quiero amor ¡Sólo quiero sexo!

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Katniss POV

Amanecí con fiebre, todo el cuerpo me dolía, no sólo mis partes, sino todo. No había razón, sólo había hecho el amor, no había corrido una maratón. ¿El amor? Sonreí como estúpida y luego deseché estas ideas tontas de mi cabeza. Corrección, Peeta me hizo el amor. Yo sólo cooperé.

Pero luego se me ocurrió bañarme en esa casucha ¡Ya me resfrié! ¡Maldición!

Cuando yo me enfermo soy muy engreída, me tiro a la cama a morir. Y nunca tengo quien me cuide. En estos momentos es que de veras extraño a mamá.

Miré televisión por casi 8 horas, al menos estuvo encendida ese tiempo, yo dormía y volvía a despertarme.

—Le traje un té caliente señorita— Madge era la única que parecía que le importaba un poquito. Traía comida cada tanto aunque a veces yo ni miraba la charola.

Me sentía tan sola. Cómo me gustaría que Peeta viniera a verme. Pero no puede entrar aquí, no sin ser visto y no quiero que nadie se entere de lo nuestro.

—Madge ¿me haces un favor?

—Si señorita, lo que diga.

—Creo que mis flores están tan enfermas y tristes como yo... ¿podrías llevarle mi maceta al jardinero? Dile que las abone o les eche algo para que se curen— le señalé la esquina de la terraza.

—Si señorita, las llevo ya mismo— suspiré al verla irse.

Creo que no podía haberle enviado una indirecta más clara a Peeta, así al menos sabría que si no he salido todo el día no es porque me hubiera arrepentido por lo de ayer o que mi padre me haya reprendido.

Volví adormir porque la fiebre estaba empeorando. Papá no vendría hoy, había ido a Boston.

—Katniss ¿Cómo te sientes?— una suave voz me sorprendió. Tocó mi frente y luego me dio un beso.

Abrí mis ojos sorprendida, Peeta me miraba preocupado.

—Mal ¿Qué haces aquí?— pregunté incorporándome. Ya era de noche.

—Me dijeron que estabas enferma, quise esperar pero no pude. Estaba muy preocupado.

—No te apures, es sólo un resfriado, me la he pasado estornudando todo el día y me duele la cabeza— no me gustaba que me viera así despeinada y enferma.

—Déjame quedarme contigo— tomó una toalla del baño y trajo agua tibia.

Puso compresas sobre mi frente, me arropó y se echó junto a mí, mientras hacía suaves caricias en mi cabeza. Me quede profundamente dormida. Me pareció haberlo visto varias veces durante la noche, quizás sólo fueron sueños o delirios. Creo que se quedó a cuidarme.

Cuando desperté a la mañana siguiente ya no estaba, me sentí sola otra vez.

Pasé todo el día descansando.

Esa tarde me sentí mejor y salí a buscarlo, estaba podando unas rosas cerca de la casa.

—Hola doctor Mellark— le sonreí.

— ¿Te sientes mejor?

—Sí. Gracias por cuidarme.

—Qué bueno que estés bien.

—Quiero pasar la noche contigo— le pedí ya que papá no regresaría hasta mañana.

—Puedo venir a verte, ya sé cómo trepar tu balcón— sonrió.

—No. Quiero quedarme en tu casita— tenía muchos deseos de abrazarlo pero había gente cerca, sabía que las empleadas sobre todo Clove siempre estaban husmeando.

Historia de un Jardinero - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora