Capítulo 23: ¡Qué culpa tengo yo de no saber qué es la pobreza!

2.2K 139 10
                                    

KATNISS POV

Apenas quedé expuesta sentí su dureza atravesando mi piel, Peeta se movía magistralmente sobre mí, besando, mordiendo y tocando todo cuanto podía. Mientras salía y entraba de mi cuerpo yo gemía ansiosa por liberarme.

No había otro lugar en el mundo en el que quisiera estar, que entre sus brazos, fundiéndonos como ahora.

Demasiado pronto mi deseo se vio saciado, pues mis paredes interiores empezaron a temblar y me dejé ir, sin embargo mis brazos se resistían a soltarlo.

Peeta también alcanzó su liberación, esta vez no se preocupó como antes en protegerse.

Cuando quiso salir de mí, me aferré a su espalda, no estaba dispuesta a dejarlo ir.

—No me voy a ir a ningún lado mi amor— limpió mis lágrimas mientras repartía dulces besos en mi cuello.

— ¿Me lo juras?— sollocé.

—Katniss, no se debe jurar... te lo prometo. No me iré de tu lado mientras me ames— mordisqueó mi mandíbula, haciendo que mi cuerpo volviera a encenderse. Pero me bastaba con que estuviera conmigo para sentirme completa.

—Amor, preciosa... ¡Cariño!— abrí mis ojos ante esas palabras tan dulces, sonreí al ver a Peeta recostado a mi lado. –Katniss, debo salir ahora, antes que amanezca— me fijé mejor, tenía una de mis manos aferrada a su camiseta.

—No te vayas— me removí.

—Amor debo salir temprano con tu padre a su oficina, me dijo ayer que hoy tenía una junta a las ocho. Regresaré pronto, tal vez podamos salir por allí con el auto y conversemos ¿Si?— me dio un beso suave y lo solté, volví a dormir.

Desperté tarde, me cambié y bajé a desayunar.

Esperaba que Peeta llegara en cualquier momento.

Después del medio día vi aparecer el auto y me subí tan rápido que ni tiempo le di de bajarse.

—Ey, ya estoy lista— subí feliz.

— ¿A dónde señorita?— me sonrió mirándome por el retrovisor.

—A donde usted quiera mi capitán— le guiñé un ojo.

Apenas salimos de casa me pasé al asiento delantero, no quería estar allí atrás sola. Me pegué a él mientras conducía. Salimos de la carretera y tomamos un camino distinto, pronto se terminó el asfalto y seguimos por una carretera sin afirmar.

Peeta detuvo el auto cuando se terminó el camino.

— ¿Dónde estamos?— pregunté.

—Quiero mostrarte algo— bajé mirando a todos lados... estábamos en el inicio del bosque.

Después de dejar su chaqueta y la gorrita del uniforme en el auto sacó una canasta de la maletera y me dio la mano para seguirlo.

Caminamos un cuarto de hora hasta llegar a un pequeño lago. El agua resplandecía. Estaba adornado con preciosas flores silvestres. Caminé soltándome hasta llegar cerca del agua.

—Peeta, esto es... hermoso— él me miraba feliz.

—Me alegro que te guste. Encontré este lugar cuando vine a buscar tus flores silvestres— me sonrió.

Peeta tendió una manta para que no me ensuciara y nos sentamos bajo la sombra de un viejo sauce. Sacó de su canasta algunas cosas de comer, frutas, queso y refrescos.

—Katniss— dijo acariciando mi rostro. — Te amo tanto— sus caricias y su cercanía me gustaban. Era feliz a su lado, más que en cualquier otro lugar.

Historia de un Jardinero - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora