Capítulo 46: Amamos lo que no podemos tener

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KATNISS POV

Me despierto cuando siento caricias en mi mejilla. Me asusto porque no sé dónde estoy pero la imagen de dos ojos azules como un cielo de verano me calma. Mientras voy recordando como llegué a este lugar, mi mano sale al encuentro de sus cabellos rubios. Deslizo mis dedos entreabiertos en esa mata rubia tan sedosa.

—Buenos días— me dice. —¿Dormiste bien?— pregunta.

—Buenos días— respondo intentando imponer un poco de seriedad. Me separo de él y empiezo a retirar las cobijas. Hemos dormido con la ropa de viaje puesta. Mi blusa está algo arrugada. Recuerdo que le telefoneé a papá anoche para avisarle que no llegaría a dormir a casa porque había tenido una emergencia. Pero no encontré a Finnick, quizás hoy pueda hablarle.

—¿Tienes hambre? Podemos salir a desayunar es temprano, deben ser las siete. Hay una cafetería cerca de aquí...

—¿No has hablado con el padre Plutarch?— le pregunto mientras me calzo mis botines.

—Me habló hace media hora. Prim está mucho mejor, ha despertado aunque aún no le dan la noticia. Cuando lleguemos ya lo sabrá— dice entristeciendo.

—Peeta yo lamento toda esta desgracia, estoy conmovida por lo que le pasó a Rue, espero que Primrose se recupere pronto y puedan viajar a Indiana. Yo debo volver, tengo pasaje para hoy al medio día. Así lo solicité a mi secretaria ayer— le comunico.

—Con respecto a eso, abonaré el importe de los pasajes tan pronto como sepa el número de tu cuenta...— empieza a disculparse. Sé que en el momento no lo pensó por la preocupación.

—Sólo debes llamar a mi secretaria, el número es el la empresa, ella te dirá que hacer. Podemos desayunar algo y luego tengo que irme— le sonrío viéndolo aun sin peinar, desarreglado y sin zapatos. Esta es una de las cosas que más he extrañado. La dulce y pasional intimidad que solíamos tener. Al despertarnos los dos, reíamos porque él me contaba algunas cosas graciosas, yo me burlaba de su pelo alborotado y luego... era nuestra costumbre quedarnos en la cama los domingos hasta el almuerzo. Nos dejábamos llevar simplemente.

—Yo te llevo— me dice levantándose. –Déjame mostrarte un poquito la ciudad antes de irte. ¿Pasarás por el hospital?— me pregunta.

—Sí, quiero ver a Prim antes de irme. Sé que está bien, que se recuperará. Además ustedes deben estar juntos apoyándose, son una familia muy unida— le sonrío.

—No eres una extraña Katniss y lo sabes— entristece mientras busca uno de sus zapatos. Lo veo debajo de una silla y se lo alcanzo. –Gracias. Sólo quiero decirte que no estás demás aquí, tu formaste parte de la misma familia— me mira con ternura. Ay Peeta, no me lo recuerdes por favor, pienso para mí.

—Gracias— le doy la espalda y voy a mi bolso a buscar lo que sea. Tomo un peine y me cobijo en el cuarto de baño. No lo está haciendo fácil, después de todo este tiempo, sus atenciones, sus palabras dulces cargadas de sentimiento, sus miradas tiernas... me desarman. Entiendo porque me enamoré de él hace años. Lo entiendo tan bien porque causan en mismo efecto seis, casi siente años después de habernos separado. Y pensar que compartimos poco más de un año, fue tan poco tiempo. Pero para mí fue una parte de mi vida donde me sentí tan feliz. Quizás eso es lo que echo de menos, sentirme completa, dichosa y amada. Tengo a mi padre, a mi hija adoptiva y a Finnick pero jamás fue lo mismo.

Me miro al espejo, tengo un poco corrido el maquillaje de los ojos. Apenas me eche un poco de rímel ayer pero igual se corrió hacia mis ojeras. Luego de lavarme la cara me miro fijamente. ¿Qué está haciendo Katniss? ¿Te gusta sentir que tienes la felicidad tan cerca y no puedes tomarla? ¿Te gusta torturarte?

Historia de un Jardinero - TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora