Capítulo 8

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Pensaba en lo que hubiera sido su vida.

Una esposa llena de joyas, perfecta para la decoración de una gran residencia o palacio, tal vez con uno o dos hijos que serían su felicidad cambiada, nunca había tenido mucha admiración por los niños. Los bebés solo le daban pánico al pensar en el desastre de vómito y en el cuerpo de una mujer.

Un poco antipática pero al fin y al cabo, mataba gente, su moral estaba tan defectuosa como ninguna otra.

No siempre su Corte la acompañaba en el almuerzo.

De hecho era difícil que todos se reunieran, solo lo hacían sus fiestas o eventos especiales.

Pero casi toda su Corte estaba en Eveleck. Ellos iban y venían. Como ella que se movía de una ciudad a otra sin quedarse mucho tiempo.

Necesitaba unas vacaciones.

Elaenia pico con el tenedor un pedazo de su omelette mientras Karely hablaba de la fiesta a la que irían. Los datos y chismes que debía de saber de la Corte Astral, ya que ella no tenía tiempo ni le interesaban lo suficiente para estar al tanto.

Sería una mentira negar que no le gustaba el chisme, pero los de la Corte se repetían en un ciclo aburrido, "infidelidad, cortesanos peleando por rivalidades, peleas entre chicas por un duque". Los chismes que a ella le gustaban estaban entre sus amigos o las celebridades, "fiestas, nuevos vestuarios polémicos, poliamor, drogas nuevas" 

¿A Elaenia que le importaba las quisquillosas vidas privadas de los Cortesanos? 

Aunque cuando salía con sus amigas ellas le informaban todo lo que se perdía de la Corte Astral que siempre debían de tener a alguien a quien criticar como los carroñeros que eran. El Emperador vivía en los Palacios Imperiales mientras la mayoría de los Soberanos estaban en sus propias ciudades con sus Casas Soberanas, dando órdenes a sus herederos de lo que debían hacer. Aunque la mayoría de esos Herederos tenían personal que hicieran eso.

- ¡Ah! También debes saber que ha sonado mucho la nueva concubina que tiene el Soberano Ruchbah con su esposo Emilee- dijo Karely levantando las cejas mientras tomaba su jugo de arándano y uva.

-Déjame adivinar, se vio obligado por la presión de tener un heredero- le dijo Elaenia rodando los ojos.

- Si, ya sabes cómo es la presión en la Corte. Según decían, ya había pasado mucho tiempo desde la boda para que aún no tuvieran un heredero, me dijeron que incluso lo hizo por la presión de su propia Corte- dijo Karely mirándola con una mueca al saber que pasaría lo mismo con Elaenia en un par de décadas con los Cortesanos.

- ¿Quién es? - preguntó Elaenia cubriéndose la boca mientras masticaba para preguntar.

-Una Cortesana de Vilacent, hubo un tipo de casting para saber quién sería la afortunada, pero al final la eligieron por la discreción que cada una tenía. Así que eligieron a una joven Cortesana, Unice Livore. Una amiga de ellos que ni siquiera estaba entre las seleccionadas. Creo que la conociste en su boda, estaba en la mesa de al lado.

- ¡Ja! pero estoy segura que el Soberano y Emilee le darán una vida de ensueño.

-Oh sí, ya sabes cómo son, de hecho, la van a dejar tener la vida libre, nunca se tendrá que casar con algún patán si no quiere, pero tendrá que darles herederos, tal vez solo dos o tres como siempre - dijo Karely, sabían que lo más común era que tuvieran dos o tres.

Los zyrs no eran muy ansiosos de procrear, a ellos les gustaba tener aventuras, pero sin compromisos. Un claro ejemplo era Elaenia con Jehan, por eso los demás países susurraban entre ellos que eran depravados y libertinos en todos los sentidos. Los zyrs no lo negaban.

El Poder SiniestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora