Capítulo 19

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Estaban viendo joyas como si fueran frutas a elegir: esmeraldas, zafiros rosas y muchos diamantes de todos los colores. Zunilda estaba viendo una tiara de rubíes mientras les pedía su opinión si le quitaba las gemas por diamantes. Zunilda era la amiga que les informaba todo de todos en la Corte y la segunda hija de las tres que tenía el Soberano de Krusten.

-Dicen que Nilda no quiere tener herederos, pero Proleo si quiere- dijo Zunilda mientras tomaba unos brazaletes de oro con forma de escamas.

-No creo que la obligue, ya sabe con quién se mete si le hace algo a mi hermana- dijo Elaenia sonriendo ferozmente.

-Estoy segura que lo tiene muy presente- dijo Circe y todas rieron, mientras Darwin les enseñaba y daba órdenes a sus esclavos de traer más joyas para ellas.

- Inma me pidió si podía cuidar a mi sobrina para que ella y su esposo tomaran unas vacaciones en Pownthee, así que la única que estará criando creo que seré yo- dijo Elaenia mientras todas reían ante la idea.

Inma era su prima favorita y la única de su familia con la que todavía hablaba además de su hermana. Siempre se habían comprendido porque las dos eran las ovejas negras de la familia.  Inma había logrado independizarse y salir de su Casa Soberana. Renunciando a su título de Duquesa al casarse con su esposo Patris que no era parte de la Corte Astral, pero era extremadamente rico por sus negocios en Eveleck y Costarl, la Ciudad de las Gemas. 

El esclavo que se había llevado a Danelle entró en la sala en silencio y se acerco a Darwin. Elaenia ya se imaginaba lo que le había dicho antes de que Darwin hablara. Ella maldijo para sí.

-Su Alteza, su esclavo está teniendo problemas- le susurro Darwin mientras sus amigas paraban de ver joyas y la miraban confundidas, pero Oriana le sonrió mientras tomaba un trago.

Elaenia se levantó con un suspiró, acomodándose el vestido.

-Vamos a ver que se le ocurrió - dijo ella aburrida.

Bajo con calma, aunque el esclavo por más que trataba de contener sus nervios ante la presencia de Elaenia y el problemita de Danelle. Cuando bajó, todos la miraron. Esa era la magia de su corona y cuando salió al pasillo vio a Danelle en el suelo tratando de contenerse de los golpes del Consejero Olsen. El Consejero era un hombre volátil, y ese momento lo confirmaba.

En el pasado había tratado de explotar en su presencia, pero Elaenia lo había calmado al instante con una de sus miradas que también la hacían especial en la Corte. Cuando la vio entrar al pasillo paró rápidamente al igual que las personas que caminaban. Encontrando interesante cualquier cosa para escuchar lo que sucedería.

El Consejero le hizo una reverencia sin saber qué hacer ante la apretada y vergonzosa situación, no era bien visto que un Consejero Real castigara a un esclavo en público y menos con sus propias manos. 

Elaenia solo vio a Danelle cuando el Consejero le dejó de patear. Él se volteó para ver que había parado la furia de los golpes, pero cuando se encontró con su calculadora mirada se arrodillo en el suelo.

-Consejero Olsen, parece que está teniendo problemas con mi esclavo- dijo ella a modo de saludo ya que ambos no eran buenos aliados en la Corte.

- ¿Su esclavo, Su Alteza? - preguntó él atónito y palideciendo, al igual que Danelle.

-Desafortunadamente -dijo ella tronando los dedos.

Dándole la orden silenciosa a Danelle para que se pusiera de pie, como tardó unos segundos ella le mandó una advertencia en el estómago con su poder, no tenía tiempo para su descaro. Danelle se levantó rápidamente mientras ella continuaba sonriendo hacia el Consejero congelado.

El Poder SiniestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora