Capítulo 10

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Muchos dicen que las experiencias cercanas a la muerte te hacen ser más cuidadoso.

Danelle era la excepción.

La verdad es que posiblemente cualquiera con su suerte lo haría.

Habían pasado días después de su encuentro con Elaenia y su Corte. Ni siquiera había podido concentrarse en sus propios pensamientos ese día después de aquella cercana experiencia con la muerte.

La noche ya había pintado sus estrellas y él apenas estaba terminando sus tareas. Le dolía todo el cuerpo. Le habían cambiado el trabajo de simple barrendero a ser el multiusos que cualquiera podía darle tareas. Incluso los guardias lo trataban como mandadero o sirviente personal.  Cuando estaba listo para ir por la cena que ya estaban sirviendo en el comedor apareció una señora.

- ¿Inger? -le preguntó exhausta ya que se había perdido entre el confuso jardín.

-Sí- le respondió él cautelosamente.

-¡Uff! qué bueno, no te encontraba, te llaman en el interior del Palacio, apresúrate y báñate -dijo la esclava que estaba dando vuelta para regresar al Palacio.

-Espera- dijo él tomándola del brazo. 

La señora volteo con miedo ante el agarre y él la soltó para no asustarla. Sus peleas no le daban una buena reputación.

- Lo siento, no quería asustarte.

La esclava trago saliva y asintió.

- ¿Quién me llama? -pregunto temiendo la respuesta.

-La Soberana- dijo ella con la misma mirada de miedo que él.

Danelle solo asintió ocultando su miedo mientras ella regresaba al Palacio.

-Por ese no, este es más corto-dijo señalando el tercer jardín.

-Gracias-dijo ella tomando el camino que le recomendó Danelle, mientras él iba a ducharse para ver que tortura le esperaba.

* * *

Los guardias lo llevaban por los mismos lujosos pasillos, pero esa vez a diferencia de la última no entraron con él. Así que él tocó la puerta y cuando escuchó la voz que le dijo que entrara giro la manilla de oro para estar en los magníficos aposentos de Elaenia. 

En la cama estaba ella con Armani, besándose. Rogert en el otro costado lo vio y desvió la mirada distraídamente. Ella dejó a Armani a un lado y volteo hacia Danelle para sonreírle.

-Su Alteza- saludó Danelle junto una reverencia.

-Haz trabajado ahora si en tu conducta, ahora realmente no he tenido ninguna queja- dijo mientras movía sus piernas debajo de las sábanas.

Danelle solo asintió aun sin levantar la mirada del suelo mientras Elaenia seguía.

- ¿Qué eras antes de que te comprara? - le preguntó Elaenia.

-Trabajaba en la construcción, Su Alteza - le respondió Danelle enterrándose las uñas en la parte interior de la mano para no decir nada que terminará con su sangre en las lujosas sábanas.

-Oh, así que estás acostumbrado al trabajo debajo del látigo- le dijo ella, Danelle gruño ya que no sabía que ella lo escuchaba y sentía cada uno de sus movimientos.

- ¿Puedo hacer algo por usted, Su Alteza? - le preguntó Danelle en su desesperación por dejar ese lugar e irse a cenar.

-Desvístete- le ordenó ella y él se petrificó ante la orden, dejando de respirar por un momento.

El Poder SiniestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora