Capítulo 15

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El ataque en Nashel había sonado hace días en cada rincón del Imperio como una noticia bomba.

Danelle había recuperado la esperanza de que los zyrs no tuvieran otra alternativa más que escucharlos.

Poca esperanza, pero nunca hacía daño darse el gusto de soñar despierto.

Nunca hasta que te ahogabas en ellos.

Le habían avisado que Elaenia no estaría por un tiempo. Rogert le explicó que a veces se iba por semanas o meses. Nadie lo sabía. Así que se estaba tomando más relajado su tiempo libre. 

Los esclavos en los Palacios de Elaenia todos los días estaban ante el rígido temperamento y órdenes de su ama. Aunque al mismo tiempo gozaban de muchos "privilegios". Tenían tiempo libre para hacer lo que quisieran. Con actividades que tuvieran permitidas. Tal vez era por la corta vida que podían tener tras esos muros. 

Danelle ya había sido testigo de cinco muertes en un periodo menor a un mes. Al parecer a todos los encargados les importaba un pepino lo frágil que era la vida humana ante sus castigos. Su dueña podía darse el gusto de comprar tantos esclavos como quisiera. Danelle también comía como nunca lo había hecho de esclavo, con platillos que nunca le hubieran dado cuando trabajó en Fresker.

Iba a las barracas que ni siquiera estaban feas ni desgastadas como las de todos sus anteriores trabajos. Incluso tenían un brillo pintoresco. Las literas en fila cada una estaba fichada. 

Ese era otro de los privilegios, tener tu propia cama. No era más que una almohada dura al igual que el colchón, pero no dormían juntos en el suelo o no sufría de tanto frío con las sábanas y su pijama. 

En el fondo estaban todos reunidos en una mesa de madera desgastada, jugando cartas y apostando. Lo cual era ilegal. Pero Danelle tenia la necesidad picando sus manos para romper las reglas.

Rogert bajo la sombra de una esquina hablaba con Veri cerca de la mesa, que era un "insolente" según el encargado de esclavos. Rogert apenas asintió al verlo antes de seguir en su plática entre susurros. 

"Debía tener más cuidado con Veri" pensaba Danelle que empezaba a formar mil teorías de su misterioso amigo. No veía a Armani por ningún lado. Se acercó a la mesa de apuestas donde se le interpuso rápidamente un alto hombre que veía como barajeaban las cartas para empezar una nueva jugada.

- ¿Qué vas a apostar? -le pregunto el de cabello negro, con el cuerpo rígido.

Danelle le enseñó el champú casi lleno que le habían dado cuando llegó al Palacio. Los  que estaban en la mesa rieron en voz baja, señalándole que se sentara en una silla vacía de un esclavo que se había retirado del juego de mala gana. Danelle sabía que no era buena idea romper nuevamente las reglas. Pero ahí nadie sabía que él era un esclavo "problemático" así que se sentó mientras todos lo miraban como si hubiera dicho algo estúpido.

-No es buena idea apostar eso- le dijo un joven de ojos negros.

-Déjalo- le espetó otro, poniendo su atención en la ganga. No quería asustar a Danelle y su apuesta.

-Entonces tendré que ganar- le respondió Danelle sonriendo amistosamente, ganándose risas de los jugadores.

Él iba dispuesto a ganar y no solo a las apuestas.

Todos pusieron sus apuestas. Una pequeña fortuna para un esclavo cualquiera. Le dieron su jugada. No era buena, pero su cara quedó inexpresiva. Justo como le había enseñado Laret en el pasado.

Empezó el juego con un ágil esclavo sacando la primera carta.

-Eres el que apenas llegó y castigaron ¿no? - le pregunto el de ojos negros.

El Poder SiniestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora