══════ •『 ♡ 』• ══════
Me miré en el espejo frente a mí, observando mi aspecto detalladamente.
Tenía puesta una falda escocesa ajustada. Era blanca y negra, y bajo estas unas medias pantis negras y un suéter con cuello de tortuga negro que era ceñido al cuerpo, casi como una segunda piel, y a mis pies los abrigaban unos lindos botines negros.
Mi cabello castaño estaba recogido en un cola alta de caballo y mi rostro tenía un poco de maquillaje. Mis parpados estaban cubiertos con una sombra oscura y un delineado, mis mejillas tenían un poco de rubor y por último usaba un labial mate de un rosa pálido.
Una vez que estuve por completo satisfecha con mi reflejo bajé a la sala en donde ya estaban la abuela y Sander, la primera con un lindo vestido floreado, unas sandalias sencillas. Su cabello era una combinación entre rubio y castaño, con algunas canas, y estaba corto como el de un chico y peinado hacía la derecha.
Sander traía puestos unos jeans negros, zapatillas del mismo color y una camiseta celeste que combinaba con sus hermosos ojos azules y por último su cabello suelto que le caía a los lados del rostro enmarcando este y haciéndolo lucir un poco más juvenil.
La abuela fue la primera en notarme.
—Ay, mi Odie, te ves hermosa, y eso que no querías asistir. ¿Cómo estarías si hubieras aceptado voluntariamente? —dijo, y por su rostro se extendió una sonrisa pícara.
Sander solo me observaba de arriba abajo, analizándome. Yo lo miré y le guiñé un ojo, a lo que él sonrió dulcemente.
—Ay, vamos abuela. Que no quiera asistir a esa cena no quiere decir que vaya a ir como una vagabunda. —Ella rió.
—Bueno, supongo que eso es cierto, cariño.
Estaba a punto de responderle algo cuando Sander habló.
—Chicas, ya llegó —dijo mientras abría la cortina y dejaba ver el auto que estaba estacionándose frente a la casa.
—Bueno, hora de irnos, chicos. ¿No se olvidan de nada?
—¿No debería preguntarte eso a ti, abuela? —dije con burla.
—¡Ja! Aún estoy en mis años dorados, jovencita.
Yo reí y subí rápidamente a mi habitación para buscar mi bolso y luego de confirmar que adentro estuviera todo lo que necesitaba volví abajo para encontrarme con que Sander y la abuela ya habían salido.
Apagué rápidamente las luces de la casa y luego salí de esta, cerrando con llave la puerta tras de mí. La abuela y Sander ya casi habían alcanzado el auto de Venus cuando él bajó del asiento del piloto, pero con lo que no contábamos era con que del asiento del copiloto bajara otro chico tan apuesto como él.
ESTÁS LEYENDO
En la ventana equivocada
Romance¿Qué karma tan grande debía de estar pagando yo como para tener que descubrir que mi novia tenía una aventura con mi hermano? Porque eso era justo lo que horas atrás me había ocurrido. Ya estaba más que borracho y con mi raciocinio de vacaciones cua...