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Salí del salón de clases y me dirigí a la salida.
Sander había salido hacia un par horas atrás, Medea aun no salía y Said no había tenido clases ese día, por lo que debía irme sola.
El cielo ya estaba oscuro y con algunas nubes que pasaban de vez en cuando cubriendo la luna, la calle estaba solitaria, pero no le presté mucha atención a eso.
Decidí regresar caminando, después de todo no estaba tan lejos. La universidad quedaba a alrededor de treinta minutos de mi casa.
Quería pensar un poco en como todo con Venus iba avanzando poco a poco.
Había pasado un mes desde que estuve en su casa. Desde el día en que yo lo probé a él y él me probo a mí. A mi mente llegaron todas las imágenes de ese día, pero las hice a un lado inmediatamente, no era momento para pensar en eso.
Desde entonces, habíamos tenidos un par de citas que habían ido de maravilla, y quizás en alguna que otra ocasión nos habíamos tocado un poco, pero nada más.
En un par de esas citas me había llevado a la casa de sus abuelos nuevamente y ellos habían sido tan amables como la primera vez, y Elora ya empezaba a confiar más en mí.
Cuando íbamos, por lo general Venus siempre terminaba haciendo galletas, pero ahora no conforme con que yo lo viera hacerlas, también hacia que lo ayudara a hacerlas.
¡Ja! Como si hacerle porras junto a Elora mientras él hacia todo el trabajo no fuera suficiente.
En otra de esas citas habíamos ido al cine, había una película que él tenía muchas ganas de ver así que me invitó, yo acepté y fuimos juntos, pero debido a que fuimos de día y no por la noche, la sala estaba vacía... y él no dejó pasar la oportunidad, por lo que terminamos con él tocándome mientras la película avanzaba, y para nuestra desgracia, no sé cómo, pero uno de los trabajadores del cine lo notó y ambos terminamos siendo reprendidos por el encargado del lugar.
Definitivamente ese día entraría en el top de momentos que me mantenían humilde. De por vida.
Salgo de mis pensamientos al notar que mi celular vibra en mi bolsillo trasero, por lo que me detengo un momento y veo una llamada entrante de Medea. Le contesto enseguida.
—¿Aló?
—Cariño, ¿sigues en el campus?
—No, acabo de salir hace unos minutos, ¿por qué?
—Se canceló la clase que tenía, así que ya puedo irme, y quería ver si nos íbamos juntas.
—Claro, por qué no. —Miré a mi alrededor buscando algún punto de referencia que darle para que me encontrara—. Estoy frente a la cafetería de veinticuatro horas que queda a dos manzanas de la universidad, ¿la ubicas?
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En la ventana equivocada
Romantizm¿Qué karma tan grande debía de estar pagando yo como para tener que descubrir que mi novia tenía una aventura con mi hermano? Porque eso era justo lo que horas atrás me había ocurrido. Ya estaba más que borracho y con mi raciocinio de vacaciones cua...